
Una vez que nuestro hijo ha nacido, después de haber sufrido dolores lumbares en los últimos meses de embarazo, llega un nuevo reto: amamantar a nuestro hijo. Tanto si damos el pecho como si utilizamos biberón es muy frecuente tener dolor de cuello debido a las posturas que adoptamos. A esto se añade la sobrecarga que supone cargar con nuestro hijo en brazos de un sitio a otro.
La postura más habitual para amamantar es estando sentados con el bebé en brazos y es en este momento donde surgen los mayores problemas para el cuello. Los primeros días de vida del niño son difíciles porque son muy pequeños y cuesta un poco hasta que se enganchan bien al pecho. Esto hace que forcemos todo tipo de posturas, como vemos en la foto de la mujer que aparece a la izquierda.
Una vez que estemos más relajados y habituados a dar el pecho o el biberón debemos fijarnos en las posturas que adoptamos para evitar lesiones en el cuello. La postura ideal es estar sentados cómodamente con las rodillas y caderas a 90º y utilizar un cojín de lactancia como el de la foto de la derecha. Este cojín nos permite tener los brazos cómodamente apoyados para que no tengan que sujetar todo el peso del bebé. De esta forma podemos estar relajados mientras damos el pecho. Si damos biberón hay que tener en cuenta un detalle más: Tan importante es tener cómodamente apoyado el brazo que sujeta al bebé como el que sostiene el biberón. El brazo que sujeta el biberón debe estar pegado a nuestro cuerpo con el codo pegado a las costillas y apoyado sobre el cojín.
¿Por qué es tan importante tener los brazos bien apoyados? Cuando llevamos un bebé en brazos la musculatura cervical tiene que actuar para sujetar a nuestro brazos en posición, sobre todo el trapecio. Si estamos demasiado tiempo en esta postura estos músculos se cansarán y se producirá una sobrecarga que dolerá en forma de contracturas. Si la situación se mantiene, pueden lesionarse estos músculos con pequeñas roturas y dañarse las articulaciones de las vértebras cervicales. Además, tener un peso en los brazos desplaza el centro de gravedad hacia adelante y exigirá a los músculos de la zona dorsal a trabajar más para no caernos. Apoyar los codos y el antebrazo en un cojín reparte estas cargas y nos permite amamantar sin riesgos y disfrutando de nuestro bebé.
En cuanto a sostener el biberón, cuanto más lejos esté el codo del cuerpo más fuerza tienen que realizar los músculos cervicales para mantener la postura y más tensión se generará en el cuello. Pero no solo esto, las posturas con el codo elevado para dar el biberón pueden producir lesiones tendinosas en el hombro y en el codo. Es importante adoptar la postura que explicamos.
Es verdad que no siempre vamos a tener un cojín de lactancia a mano o quizás no nos gusta o no queremos comprarlos. Hay posturas alternativas y además, podemos ayudarnos con otro tipo de cojines que tengamos en casa.
Por un lado, si nos sentamos en una silla o sillón con apoyabrazos, vamos a poder adoptar una postura correcta sin necesidad de cojín. Si nos fijamos en la foto inicial del post la mujer tiene los brazos bien apoyados en los reposabrazos y alivia así la tensión de la musculatura del cuello.
Por otro lado, existe una tercera posibilidad, sobre todo si no tenemos ni silla ni cojín adecuados. Nos sentamos en una silla baja de tal forma que las rodillas queden muy arriba; de esta forma apoyamos nuestros brazos en los muslos y descargamos el peso así. Esta postura pone un poco más de tensión en la zona baja de la espalda y puede pinzar la articulación de la cadera por lo que debemos tener cuidado si vemos que produce molestias en la zona inguinal o lumbar.