
En este post vamos a tratar la anatomía de las articulaciones sacroiliacas para entender bien cómo son y para qué sirven. En los próximos posts vamos a profundizar más en lo que ocurre cuando esta articulación da problemas y en cómo diferenciarlo.
La pelvis forma un anillo gracias a la unión de tres piezas principales: los dos huesos coxales y el sacro. Las tres piezas se juntan como vemos en la foto. Por delante los dos coxales se unen a través de lo que llamamos la sínfisis púbica. Por detrás ambos coxales se articulan con el hueso sacro (que vemos en rojo) a través de las llamadas articulaciones sacroiliacas.
El hueso coxal es el que forma parte de la articulación de la cadera, mientras que el sacro es la continuación de la columna lumbar. Esta distribución hace que el impacto, al saltar por ejemplo, se transmita de las piernas a la columna a través de las articulaciones de las caderas y las sacroiliacas.
El hueso coxal tiene tres partes que llamamos ilion, isquion y pubis. Se llaman así porque durante el desarrollo son tres huesos separados que después se fusionan formando el coxal. Lo cuento, por un lado, porque puede llamar la atención que un hueso tenga tantos nombres. Por otro lado, la parte que se articula con el sacro es precisamente el ilion o hueso iliaco. De ahí el nombre de sacroiliaco.
Las articulaciones sacroiliacas son articulaciones fuertes y resistentes gracias a los ligamentos que la sujetan. Son tan fuertes que en un traumatismo importante, es más frecuente que se rompa el hueso antes que producirse una luxación en esta articulación.
¿Se mueven las articulaciones sacroliacas?
Las sacroiliacas son articulaciones que tienen movimiento pero pequeño, apenas unos grados. Se comportarían como dos planchas que deslizan entre sí. Para entender la movilidad vamos a centrarnos en el movimiento que hace el sacro. Estos movimientos se llaman de nutación y contranutación.
La nutación es el movimiento en el que la parte de arriba del sacro se va hacia adelante y abajo mientras que la parte de abajo se va hacia atrás y arriba. Es como el movimiento de un columpio que se va hacia atrás.
La contranutación sería el movimiento contrario donde el columpio, que sería el sacro, se balancea hacia adelante. La parte superior se va hacia atrás y abajo y la parte inferior hacia adelante y arriba.
Este movimiento es pequeño, de unos pocos grados, aunque es mayor en el embarazo, como ahora veremos. Aunque hemos explicado un movimiento simétrico en ambas articulaciones, no siempre es así. Estas articulaciones, junto con la sínfisis del pubis (la unión de ambos coxales por delante) dan cierta movilidad y capacidad de adaptación al anillo pélvico.
¿Cuál es la función de las articulaciones sacroiliacas?
Estas articulaciones tienen dos misiones principalmente. Por un lado, van a absorber parte del impacto que se transmite al golpear el pie contra el suelo al caminar o saltar. Es un eslabón más en la amortiguación, tanto al aterrizar el pie como en el despegue durante un salto.
Por otro lado, la movilidad del sacro respecto al resto de la pelvis permite la salida del bebé durante el parto. Los cambios hormonales durante el embarazo permiten que los ligamentos de las articulaciones sacroiliacas se vuelvan más laxos. Esto aumenta la movilidad que tiene la articulación. Esto permite que con los movimientos de nutación y contranutación, el bebé tenga más espacio para poder descender por el canal del parto.