
En nuestro día a día realizamos miles de tareas automáticas que no pensamos. Damos por hecho que las realizamos bien y que son tal y como nosotros las conocemos. Beber un vaso de agua, por ejemplo, es de lo más cotidiano y menos reflexionado que podemos hacer en casa. Pensamos que los vasos son de la forma que son por algo y que así deben ser. Tenemos un vaso redondo de cristal en casa y entendemos que así es como debemos beber un líquido. Parece que tiene poco análisis. Vamos a verlo.
Cogemos un vaso y lo llenamos de agua. Después nos ponemos el borde del vaso entre los labios y con inclinarlo levemente el agua entra en nuestra boca. Sorbo a sorbo el agua se va consumiendo y tenemos que inclinar el vaso cada vez más. De repente el borde del vaso choca con la nariz. No pasa nada porque inclinamos el cuello hacia atrás y el líquido continúa cayendo hasta que vaciamos el vaso entero.
Un hecho: Los diseños de los vasos no tienen en cuenta la salud del cuello. En nuestro día a día nos acostumbramos a que las cosas son de una determinada manera y creemos que el diseñador habrá pensado en todo. Pues parece que solo han pensado en el contenido, no en el que va a consumir el contenido. Cuando estamos de pie o sentados y realizamos una extensión del cuello llevando la cabeza hacia atrás para bebernos el final del vaso estamos perjudicando nuestra salud. Probablemente las personas con el cuello sano no van a notar nada pero es perjudicial. El que tiene problemas de cuello se da cuenta de que no le sienta bien aunque no sepa analizar bien el por qué. Los malos hábitos crean daños a largo plazo aunque sea imposible de cuantificar cuánto de malo es cada hábito postural. Fumar sabemos que es malo y que da cáncer pero nadie enferma cada vez que se enciende un cigarro. Es un proceso que se cultiva con la insistencia. Que los vasos estén mal diseñados cultiva esta insistencia en dañarnos el cuello.
El cuello llevado a extensión provoca desequilibrio dinámico a nivel cervical. Hemos hablado de este fenómeno en otros posts que recomiendo releer (ver post). Por un lado, los músculos que deben estabilizar nuestro cuello (músculos posteriores) quedan inutilizados por estar a favor de la gravedad. Por otro lado, los agujeros por los que salen los nervios se hacen más pequeños y pueden comprimirse. Aparte de hacernos daño a nivel de los discos y las articulaciones de la columna cervical hay otro fenómeno a tener en cuenta. La arteria vertebral que va a nuestro cerebro pasa por unos pequeños agujeros que están en las vértebras cervicales. Cuando hacemos gestos que provocan inestabilidad, estas arterias se pueden comprimir y provocar vértigos y mareos, pudiendo terminar en una caída al suelo.
¿Qué hago entonces? ¿Bebo con pajita? Yo creo que es importante saber primero la realidad. Soluciones hay muchas. Yo voy a destacar tres sencillas alternativas que recomiendo especialmente a las personas que sufren de cervicales:
– Efectivamente una de las soluciones puede ser beber con pajita. Desde el punto de vista del cuello es mucho más saludable aunque es diferente y puede haber personas que no disfruten igual del contenido del vaso bebiendo así.
– La segunda solución es sujetarse la cabeza con la mano cuando bebemos. Si ponemos una mano detrás de la cabeza que sujete el peso de la cabeza cuando la llevamos hacia atrás, todo irá bien.
– La tercera solución que os doy en cambiar a un vaso adecuado. Existen vasos con un diseño óptimo para esta causa. Realmente no se diseñaron pensando en el cuello, se diseñaron pensando en las personas con problemas para tragar. Esto vasos son como el que vemos en la foto. Tienen un lado más bajo, de tal forma que al beber no choca con la nariz y no tenemos que echar la cabeza hacia atrás para vaciar el vaso.
Ahí quedan las soluciones, ya solo falta reconocer que el problema existe y tener voluntad de cambiar para mejor.