
Tener un niño pequeño es un reto para la espalda de cualquier persona. Al principio son bebés y hay que llevarles en brazos además de agacharnos a meterles y sacarles de la cuna, cambiarles el pañal, dar el biberón y todas estas labores. Después crecen y estos pequeños comienzan a caminar y necesitan ayuda pero son muy bajitos y hay que agacharse. Más adelante van siendo más mayores pero todavía quieren que les cojas en brazos. Todo esto son retos para la espalda y el cuello. Hoy os voy a hablar de un tema añadido a todo lo anterior que es el carrito con el que llevamos a estos niños.
En algunos posts hemos comentado cómo inclinarnos hacia adelante es malo para la región lumbar por el aumento de presión en los discos y sobre la musculatura extensora. Si apoyamos las manos sobre una superficie (como una mesa) esto cambia porque no aumenta la presión sobre la zona lumbar a pesar de estar inclinados. Un carro de bebe tiene unas asas sobre las que apoyamos nuestras manos pero no alivia la tensión sobre la zona lumbar porque es inestable. Si nos inclinamos hacia adelante y nos apoyamos, el carrito avanza. La presión de nuestro peso se transmite en movimiento del carrito. Si queremos frenar el carrito además hacemos fuerza de extensión.
En definitiva, empujar el carrito del niño puede ser una actividad que empeore los síntomas de una lumbalgia o una hernia discal lumbar. Para evitar que sea dañino hay que entender cómo hacerlo lo mejor posible. Muchas veces hacerlo mejor se ve limitado por el diseño del propio carrito. Lo importante es dónde están los apoyos del carrito y cómo nos colocamos.
– En primer lugar debemos caminar erguidos. El apoyo debe estar a la altura suficiente para no tener que ir inclinados hacia adelante. Esto suele depender más de la altura de la persona que empuja el carrito. Las personas altas pueden tener problemas si los apoyos son muy bajos y no son regulables.
– Si la zona de apoyo es corta y no sobresale del carro, nos alejaremos del carrito estirando los brazos para no tropezar con las ruedas al caminar. Esto es malo porque llevar los brazos estirados hacia adelante desplaza el centro de gravedad hacia adelante y pone más presión en los discos. Es aún peor si además vamos inclinados hacia adelante.
Si nos fijamos en la foto inicial del post vemos que el carrito tiene el manillar largo alejado del carro. Esto es lo ideal para poder empujar el carro con las manos muy cerca del cuerpo y caminar sin tropezarnos con el carrito.
El ejemplo contrario serían estas dos fotos donde el asa está muy cerca del carrito y la persona que empuje irá inclinada hacia adelante o con los brazos estirados para poder caminar. Esto es lo que no queremos.
En realidad, como habéis podido ver, evitar tener problemas de espalda debido al carrito del niño depende más del diseño del carrito que otra cosa. Hay que cuidar que podamos caminar erguidos con los brazos y las manos pegadas al cuerpo. Para ello es necesario que los apoyos para las manos estén a la altura adecuada y separados del carro lo suficiente para poder caminar en la postura adecuada sin chocar nuestros pies con el carrito. Después depende de nosotros colocarnos en la postura correcta. La posición ideal que hemos comentado sería la de esta otra foto de debajo (incluso yo recomendaría tener el asa y las manos más cerca incluso de nuestro cuerpo).