
En el mundo de la espalda el síntoma más conocido es la contractura muscular. Son esos “nudos” que nos podemos tocar en los músculos y que nuestro fisioterapeuta trabaja en ocasiones para aliviar el dolor. A pesar de lo conocidas que son las contracturas musculares para todo el mundo, poca gente entiende por qué aparecen, qué función cumplen y qué hay que hacer con ellas.
Una puntualización antes de seguir. En todo momento me voy a referir a las contracturas que se producen en músculos sanos previamente como consecuencia de lesiones en la espalda. No estoy hablando del término contractura que se refiere al acortamiento del músculo debido a posturas anormales mantenidas que vemos sobre todo en las lesiones neurológicas como pueda ser una hemiplejía. Se utiliza la misma palabra pero son conceptos diferentes. Hoy vamos a hablar de la contractura muscular que todos hemos sentido alguna vez y conocemos.
Vamos a explicar antes de nada qué es una contractura muscular. El músculo tiene una estructura fibrilar que tiene la capacidad de acortar su longitud. Si nos fijamos en las fibras musculares del esquema podemos ver cómo están entrelazadas unas con otras. Estas fibras tienen una longitud determinada si está relajado el músculo o con su tono basal. Cuando se produce una contracción muscular el músculo se acorta y aumenta a lo ancho.
Si vemos al señor de la foto podemos ver cómo “saca bola” al flexionar el codo y contraerse los músculos del brazo. La contracción del músculo consigue que se doble el codo porque tira del antebrazo hacia el brazo. Durante la contracción muscular se entrelazan las fibras musculares por lo que se acortan en longitud y aumentan a lo ancho, por eso nos sale esa “bola”. Esto es lo que llamamos contracción muscular. Hablamos de contractura muscular cuando en zonas determinadas el músculo no vuelve a su posición de reposo.
Un paciente puede comenzar con dolor de cuello por ejemplo notando una contractura en el músculo trapecio que le produce incomodidad e incluso dolor de cabeza. Aunque este sea el síntoma principal no significa que sea la causa del problema. El origen o la causa de la contractura puede estar en el propio músculo o ser un reflejo secundario a otra lesión. Vamos a verlo.
1 – En personas muy jóvenes con más frecuencia la causa de la contractura está en el propio músculo.
a – Si realizamos esfuerzos repetidos por encima de las capacidades de resistencia de ese músculo, aparecerán las contracturas. Esto lo vemos por ejemplo en un trabajador que está al ordenador muchas horas y que está adoptando posturas incorrectas con una actividad excesiva de los músculos del cuello. Cuando el músculo está cansado, comenzarán las contracturas.
Esto ocurre entre otras cosas por cómo funciona el metabolismo del músculo. Para no hacerlo muy complicado lo resumiré de forma fácil. La energía que consume el músculo realmente la gasta durante la fase de relajación. El ATP que es la unidad de energía que consigue que el músculo se pueda relajar y que esté listo para una nueva contracción. De alguna manera es como si nuestro músculo relajado fuera como una escopeta cargada lista para contraerse y necesitamos de la energía para volverla a cargar (fase de relajación).
b – En otras ocasiones un esfuerzo puntual intenso que supera las capacidades del músculo terminará en una lesión en forma de rotura fibrilar de mayor o menor tamaño. Estas lesiones generan inflamación y contracturas en el propio músculo.
2 – En muchos casos el origen del problema no está en el músculo. Si yo me hago un esguince cervical, el daño está en los ligamentos y articulaciones cervicales (suponiendo que no haya daño en el músculo que a veces lo hay también). Con este tipo de lesión también puedo sufrir contracturas. En este caso el daño no está en el músculo. El músculo se contractura con el objetivo de proteger las articulaciones y los ligamentos dañados. La contractura nos genera rigidez y limita la movilidad de las articulaciones. Es un mecanismo que pone en marcha el cuerpo para facilitar la reparación del daño. Por esta función protectora, además de otros motivos, no es bueno recibir masajes los primeros días tras sufrir una lesión de este tipo y podemos notar un empeoramiento.
Esta situación donde el daño no está en el músculo es lo que vemos con más frecuencia en una consulta médica. Un dolor cervical o una lumbalgia con afectación significativa tiene las lesiones en las articulares y ligamentos. El paciente se nota las contracturas y se pueden apreciar en la exploración física pero no son la causa, son la consecuencia. Tratar estas contracturas puede ser de gran ayuda y aliviará mucho la sintomatología pero no es lo que nos dará la curación.