
Parece que la curación es un concepto fácil, sería “cuando ya no estás enfermo” diríamos la mayoría de primeras. Pues en la práctica los humanos lo complicamos todo un poquito. La sociedad occidental tiene una vivencia de la enfermedad y la muerte muy particular, casi como algo que no debería producirse y, cuando se produce, se busca un culpable. Y con esta psicología ocurre lo que os quiero contar.
Si yo me corto la piel con un cuchillo en una zona sin complicaciones, la herida sangrará, después hará costra y finalmente quedará una cicatriz. En ese momento si preguntamos “¿qué tal la herida?” probablemente nos contestará “ya se me curó”. La cicatriz que nos queda en la piel no es el tejido original que tenía la piel. La estructura de la piel sana tiene unas características concretas para cumplir adecuadamente su cometido. Tiene elasticidad, tiene pelo, tiene glándulas que nos permiten sudar, participa en la regulación de la temperatura corporal, etc. La piel hace muchas cosas que la zona de cicatriz no podrá hacer. La cicatriz ha solucionado un problema pero no es piel sana. No es algo a lo que le demos importancia porque nos suele preocupar más la parte estética de la cicatriz; esto es así cuando la cicatriz es pequeña. Otra historia es cuando tenemos un gran quemado, por ejemplo. Si nos quemamos un brazo entero, tras numerosas cirugías y un periodo largo de curación terminamos con enormes cicatrices. Entonces nos damos cuenta de las propiedades de la piel que hemos perdido.
Sin desviarme mucho más, quiero contaros lo que ocurre con la espalda. El objetivo lógico de toda persona es querer vivir sin dolor de espalda. Tras sufrir el dolor durante un tiempo y conseguir superarlo lo lógico sería pensar que nos hemos curado. Sin embargo, hay dos “peros”: uno objetivo y otro subjetivo.
Desde que existen pruebas de imagen como la resonancia magnética que nos dicen si tenemos una hernia, una protrusión u otra lesión anatómica, nuestro concepto de curación se ha tambaleado. Tengo pacientes sin dolor que sufren por la angustia de que tienen una hernia. No se sienten curados y viven la vida como enfermos. Aquí el que está enfermo es el cerebro, no la espalda. Las lesiones que aparecen en una resonancia magnética, la mayor parte de las veces no tienen ninguna importancia y no definen si estamos curados o no. Es mejor no tener dolor y que la imagen de la resonancia sea horrible que estar rabiando de dolor y que la resonancia sea escrupulosamente normal. ¿No crees? Los dos extremos ocurren todos los días en la rutina de la consulta. La foto no es tan importante.
Por otro lado, no tener dolor no significa que estemos curados del todo. La lesión lumbar conlleva una debilidad en la musculatura que si no recuperamos provocará que lleguen nuevas lumbalgias con facilidad. Es lo que se llama la lumbalgia crónica.
En resumen, la curación en cuanto a la espalda se refiere, es una espalda que no duele y que está nuevamente en forma para aguantar nuestro día a día. No dejarse engañar por una foto en la que salgamos feos, eso no significa que seamos feos.