
Hoy en España se celebra la lotería de navidad, acto que sigue todo el país con interés (de si le toca) y se me ha ocurrido hablar de dinero. El interés económico en ocasiones puede hacer dudar de la honestidad de lo que nos ofrecen. Esto ocurre con casi todo en la vida porque al fin y al cabo así está organizado el mundo. Las actuaciones médicas no se libran de esta sospecha. Por ejemplo, siempre me ha llamado la atención cuando un dentista sale en la televisión recomendando una pasta de dientes que te asegura que matará todos los gérmenes y que te librarás de las caries. Los dentistas ganan dinero con nuestras caries. Entonces, ¿debemos fiarnos del dentista?
Recuerdo hace unos años que un dentista me comentaba cómo los empastes antiguos, esos metálicos que se podían ver al abrir la boca, eran mejores que los que existen ahora. Me decía que era difícil que se produjera una nueva caries con ese tipo de empastes debido a la oxidación del metal. Sin embargo, los modernos son muy bonitos y no se notan pero se producen nuevas caries con el tiempo. ¿La industria ha buscado la obsolescencia del producto o es la mejor solución que ha encontrado para que nuestra boca sea estética y bonita?
La industria está movida por los beneficios económicos y esto podría chocar con lo que es mejor para el paciente y podríamos dudar de la honestidad del sistema. Tenemos hace poco la famosa polémica de las vacunas. No cabe duda de que es un negocio suculento pero también salva muchas vidas. Esta duda sobre el dinero que mueven ha llevado a la desconfianza y a que algunas personas no vacunen a sus hijos.
La industria saca nuevos productos al mercado que los médicos y cirujanos ponen en práctica. Esta es la parte que es ajena al propio médico. Una vez en el mercado los médicos acumulan experiencia y realizan estudios ajenos a los fabricantes. Esto nos dice con el tiempo si los nuevos tratamientos son útiles o no. Detrás de la mayoría de estos estudios hay honestidad y buen hacer médico y van separando la miga de la paja.
Hay circunstancias que se entrometen en este buen hacer. Si un nuevo tratamiento o técnica quirúrgica está dando mucho dinero a la industria y a los propios médicos y cirujanos, puede haber mucha presión para que nadie las ponga a prueba. Esto ha ocurrido en el pasado y, cuando estos tratamientos no eran efectivos (los médicos se daban cuenta con la experiencia) acababan siendo sustituidos por otros sin realmente haber demostrado si eran útiles o no.
Después hay una parte que sí está relacionada directamente con el médico individual. En el caso de la espalda y volviendo a lo anterior, ¿me opera porque quiere ganar dinero o porque lo necesito realmente? No creo que muchos cirujanos estén dispuestos a operar si no creen que sea necesario. Lo que sí que ocurre, como decía un compañero, es que cada uno dispara con sus armas y las armas de un cirujano están en el quirófano. Un cirujano soluciona problemas operando. Por eso, como decía en el post anterior, si alguien tiene dudas de si debe someterse a una cirugía, el mejor contraste es preguntarle por una solución a un médico que utilice otras armas distintas de la cirugía. Este puede ser un médico rehabilitador, neurólogo o reumatólogo por ejemplo. De esta manera puedes tener una foto más completa de la situación.