
Se le llama efecto placebo a la mejoría producida por tratamientos que teóricamente no tienen ningún efecto en el organismo. En la Medicina se conoce muy bien este efecto aunque se utiliza más en la investigación que en la práctica diaria del médico.
Las empresas farmacéuticas hacen estudios para valorar la efectividad de sus medicamentos. Una manera de hacerlo (cuando éticamente es posible) es dar un medicamento a unos pacientes y dar un placebo a otros (se da una pastilla que no es medicamento y que no contiene nada relevante). De esta forma se ve si el medicamento funciona más allá de la subjetividad de la persona que lo toma. Llama la atención cómo la pastilla placebo consigue mejorías significativas en muchos casos.
Esto se ha aplicado incluso a nivel de cirugías. Hay un estudio reciente con pacientes que sufrían una rotura meniscal de causa degenerativa. Los meniscos en edades avanzadas degeneran y se producen roturas de desgaste que hay que diferenciar de las roturas agudas en una persona que sufre una caída, por ejemplo. En este estudio se realizaba una cirugía vía artroscópica en la que se recortaba la zona dañada del menisco a la mitad de los pacientes. A la otra mitad, no se le operaba de verdad, se hacía una cirugía simulada. El paciente no sabía si se le había operado o no porque se le realizaba la misma técnica con artroscopia, incluso simulando en el quirófano que utilizaban el motor para recortar el menisco.
En este estudio se realizó un seguimiento durante el año posterior a la cirugía. Se vio que la mayoría de los pacientes de los dos grupos mejoraban y, lo más llamativo, que no había diferencia entre los dos grupos. En otras palabras, no es mejor operar que no operar. Este resultado ha levantado mucha polémica dada la gran cantidad de cirugías de este tipo que se realizan en el mundo.
¿La mejoría con el placebo es real?
En las dos situaciones que hemos contado al principio hay varios componentes importantes a analizar.
– Lo que vemos en la resonancia no necesariamente es la causa del dolor. El dolor es más complejo. Cuando hablamos de la columna lo es más todavía. Las pruebas de las que disponemos actualmente nos dan un análisis muy anatómico pero poco acerca de la función. Podemos ver una hernia en una foto del interior de nuestro cuerpo (lo cual ya es impresionante) pero no vemos su relación con el movimiento o el dolor en estas pruebas. Los motivos de una dolencia no son tan sencillos como para resumirlos en una imagen en la mayoría de los casos.
– El cuerpo tiende a la curación por sí solo. Es frecuente ver en la Medicina que los resultados son los mismos con tratamiento que sin tratamiento. El motivo es que el cuerpo se cura solo, si le dejamos. Si me hago una herida, el cuerpo lo cicatrizará. La inteligencia detrás de esto es enorme. Los humanos nos limitamos a aproximar los bordes de la herida con puntos para ayudarle o mantenerla limpia para que no se infecte.
Los seres humanos tenemos sentimientos y achacamos nuestra mejoría a lo que nos parece. Si nos duele la tripa, buscamos un culpable y será el filete del restaurante. A lo mejor es un virus pero lo achacaremos a lo que decida nuestro cerebro. Así somos los humanos y es difícil que nos quiten la idea de la cabeza pero no significa que tengamos razón. Los estudios con medicamentos se hacen con muchas personas para valorar la eficacia porque es imposible en una persona aislada saber si el tratamiento es el culpable de la mejoría. Si me pongo un sombrero amarillo para curarme de una enfermedad y me curo, ¿será por el sombrero? Si pensamos que un sombrero ha curado un cáncer, por ejemplo, muchos pensarán “que tontería!”. Sin embargo, si le hemos dado un medicamento muy sofisticado enseguida pensamos que seguro que ha sido gracias a ello. Aunque no lo parezca, en ambos casos el motivo de la recuperación puede ser ese u otro, y con un solo caso no lo podemos saber.
– El poder de la mente. Cuando tenemos una dolencia o enfermedad tenemos afectación emocional que lo acompaña. Sentirnos comprendidos y tratados tiene un poder curativo en sí mismo. Si pensamos que nos han curado con una cirugía, muchas veces nuestro cuerpo actúa en favor de la autocuración. Además, muchos de los problemas de salud están creados por miedos, por problemas de ansiedad o sentimientos de falta de control. Su origen puede no estar en donde nos duele. Muchas veces una persona puede salir de una consulta medica con menos dolor solo por el hecho de haber sido escuchado, comprendido y que le hayan explicado y entienda lo que siente.
Por todo lo explicado, aunque hay terapias que no tienen una eficacia contrastada, no hay que desecharlas sólo por esto mientras no supongan un riesgo para el paciente. El poder de la confianza en una terapia o en nuestro terapeuta también es curativa y puede ser la muleta que nos ayude a avanzar.