
El título pretende describir una situación habitual en las casas que es que el espejo del baño está situado detrás del lavabo. Estéticamente queda muy bien pero tiene un problema de funcionalidad y de salud de la espalda importante.
Si quiere acercarse una mujer al espejo para maquillarse, por ejemplo, no le quedará más remedio que inclinarse por encima del lavabo (como vemos en la foto). Además de incómodo, provoca un estrés innecesario sobre la zona lumbar. Si pudiéramos apoyar las manos en el lavabo no habría problema pero vamos a necesitar las manos si queremos aplicar el maquillaje. Esta postura de inclinación del cuerpo hacia adelante provoca que los discos de la espalda baja sufran un aumento de presión considerable (sobre todo los discos L4 y L5). Si mantenemos mucho tiempo esta postura podemos llegar a romper el disco. Este quizás sería el peor de los escenarios. En el mejor de los casos estamos forzando la musculatura extensora lumbar que se va fatigar y al estar en una situación forzada nos podemos lesionar tanto a nivel muscular como articular.
Las personas que están sufriendo un episodio de lumbalgia enseguida notan dolor cuando intentan inclinarse hacia adelante. Es por esto que no lo hacen. Pero cuando no nos duele nada es muy fácil que vayamos dañando la espalda poco a poco sumando gestos nocivos como este.
Los peluqueros tienen un espejo delante nuestro cuando nos cortan el pelo; los maquilladores tiene un espejo con muchas luces alrededor; ¿qué pasa en las casas?
La solución al problema está muy clara. Necesitamos un espejo al que nos podamos acercar tanto de pie como sentados. Hay que decirle a los diseñadores y fabricantes de baño que en el baño la funcionalidad es importante y no tiene por qué pelearse con el diseño. Existen espejos extensibles que solemos ver en los hoteles. Estos espejos van anclados a la pared, también detrás del lavabo habitualmente, y uno se los puede acercar para verse. Aportan algo de solución aunque no suponen la situación ideal. Además suelen estar mal iluminados por lo que mucha gente no los utiliza y se inclina hacia adelante para verse en el espejo grande que sí suele tener las bombillas encima.
Mientras llegan estas soluciones, si nuestro baño no cumple con esta función, hay que buscar alternativas. Lo mejor es comprarnos un espejo de tamaño mediano, ponerlo de pie sobre una mesa y sentarnos frente a él para todas estas actividades.
Si alguien inventa una solución práctica y bonita seguro que tendrá éxito en el negocio.