
La enfermedad de Paget es una enfermedad del hueso que afecta con frecuencia a la columna y a la pelvis, y por este motivo hablaremos de ello en el post de hoy. Dicho esto, no solo afecta a estas regiones, también lo podemos encontrar en el cráneo y en los huesos largos de las piernas. En realidad, en cualquier hueso del cuerpo, pero estos son los más habituales.
Esta enfermedad se produce porque el metabolismo del hueso está acelerado y los huesos acaban por crecer en exceso y deformarse. Esto puede afectar a un hueso concreto o a varios en el mismo tiempo.
Es una enfermedad que se ve con relativa frecuencia y surge con el envejecimiento, a partir de los 55 años habitualmente.
¿Cómo se produce la enfermedad de Paget?
En el hueso hay dos tipos de células: los osteoblastos (los que forman hueso) y los osteoclastos (los que destruyen hueso). Ambos mantienen un equilibrio en su actividad para que se mantenga la estructura normal del hueso.
En la enfermedad de Paget podemos encontrar unos osteoclastos (los que destruyen) alterados y más numerosos de lo habitual. Está aumentada la actividad de remodelación del hueso. Esto provoca que los huesos afectados tengan un aspecto desorganizado con diferentes espesores en las distintas partes del hueso. Esta desorganización aumenta el tamaño del hueso y provoca muchas de las complicaciones de esta enfermedad. La médula ósea (el interior del hueso) se sustituye por tejido muy vascularizado, es decir, con abundantes vasos sanguíneos que puede dar otro tipo de problemas como veremos.
¿Qué síntomas da la enfermedad de Paget?
La mayoría de los pacientes con Paget no tienen ningún síntoma. En estos pacientes se llega al diagnóstico por casualidad al ver una alteración en la analítica de sangre o en una radiografía. Pero no siempre es así.
El principal síntoma que puede aparecer es el dolor. El dolor surge por la remodelación del hueso y suele ser una molestia constante de poca intensidad. Esto es lo habitual, pero puede haber complicaciones como las fracturas o la compresión de otras estructuras que justifiquen un mayor dolor.
Es muy típica la afectación de las articulaciones en forma de artrosis. La afectación de las articulaciones puede producir problemas de movilidad y dolor. En la espalda se puede provocar un dolor crónico.
El otro gran síntoma es la deformidad que se puede apreciar en los huesos que se ven afectados.
¿Qué problemas puede dar la enfermedad de Paget?
Se pueden producir complicaciones por varios motivos y situaciones:
– El hueso que está afectado por el Paget está muy vascularizado, es decir, tiene más aporte de los vasos sanguíneos de lo normal. Esto puede ser un problema en una fractura o durante una cirugía donde el sangrado puede llegar a ser muy importante.
– Al crecer los huesos del cráneo se puede producir una pérdida de audición. También aparece dolor de cabeza y mareos. En casos más graves puede incluso afectarse el cerebro.
– El crecimiento del hueso en la columna puede comprimir raíces nerviosas. Esto provocaría la parálisis de un grupo muscular o pérdidas de sensibilidad. Incluso se puede llegar a producir una lesión medular, tanto por compresión por el crecimiento del hueso como por fracturas.
– Las fracturas son típicas en los huesos largos de las piernas y en la columna y pueden llegar a ocurrir de forma espontánea.
– Las personas que sufren la enfermedad de Paget tienen más riesgo de tener un tumor en el hueso. El más típico es el osteosarcoma.
¿Cómo llegamos al diagnóstico de la enfermedad de Paget?
Las imágenes, sobre todo las radiografías, son las que nos van a dar el diagnóstico la mayoría de las veces. Al principio se ven zonas de destrucción de hueso. Según avanza la enfermedad vemos el aumento del tamaño del hueso y las deformidades.
En ocasiones la sospecha la vamos a tener al ver alteraciones en la analítica de sangre. Lo típico es la elevación de la fosfatasa alcalina.
Una vez diagnosticado se puede realizar una gammagrafía para ver qué zonas del cuerpo están afectadas.
¿La enfermedad de Paget tiene tratamiento?
El tratamiento de esta enfermedad se realiza con los bifosfonatos modernos. Estos medicamentos pueden disminuir el metabolismo del hueso y ralentizar el desarrollo de la enfermedad incluso revirtiendo algunas lesiones. Con estos tratamientos ha disminuido la severidad de esta enfermedad.
Más raramente se utilizan bifosfonatos más antiguos o la calcitonina, sobre todo en casos en los que no han tolerado los bifosfonatos modernos. Estos son menos efectivos para tratar la enfermedad y por eso se utilizan menos.
Puede ser necesario añadir analgésicos y antiinflamatorios a este tratamiento de base. En ocasiones la cirugía es una opción para el tratamiento de fracturas, deformidades, compresiones nerviosas o limitaciones articulares.