
La interpretación de las palabras del médico determina en muchas ocasiones la actitud que vamos a tomar frente a nuestra dolencia o enfermedad. La comunicación requiere que el médico se exprese en el nivel y con la claridad que necesita la persona que tiene delante. Esta tarea no siempre es fácil pero hay errores sistemáticos evitables. Uno de estos errores es el uso incorrecto de la palabra “degenerativa”.
Voy a analizar por qué se usa incorrectamente, pero no solo mi opinión sino reflejando el contenido de un interesante artículo al respecto en la revista médica “The New Zealand Medical Journal”.
El médico que utiliza esta palabra con frecuencia asume que la degeneración es un hecho relacionado con la edad. Al asumir esta relación con la edad se deja de buscar o analizar otras causas. En el caso de la espalda tenemos desgastes que vemos en las radiografías como la aparición de osteofitos (picos de loro) o la pérdida de altura del disco intervertebral. ¿Estos cambios son por envejecimiento? Si usamos la palabra “degenerativa” asumimos que si pero no es la verdad. La causa principal en la mayoría de los casos es una sobrecarga crónica de las articulaciones por diversos factores. Hay muchos estudios científicos que demuestran la relación entre la acumulación de esfuerzos físicos y las posturas de flexión con las lesiones discales y de artrosis en la espalda. Es más, no hay evidencia de que la edad pueda causar ese desgaste en los discos por si mismo. Estoy hablando de lo más frecuente, hay que tener en cuenta que hay otros factores que influyen como nuestra genética, enfermedades y determinados problemas metabólicos.
Muchas veces todo nace en el informe de un radiólogo. Este realiza un informe de la resonancia magnética que nos hemos hecho y describe que tenemos una lesión degenerativa. El radiólogo con esto se refiere al desgaste debido al uso normal de la articulación y no a una enfermedad que vaya a llevarnos a la invalidez. Hay que tener claro que los desgastes que vemos en las radiografías y otras pruebas de imagen pocas veces tienen relación directa con el dolor del paciente. El médico que ve las pruebas asocia la palabra degenerativa con el desgaste por la edad como hemos dicho. Después le transmite al paciente que lo que tiene es una lesión degenerativa. ¿Y qué interpreta el paciente? “Buff, no hay nada que hacer, me ha dicho el doctor que es degenerativo”. En general se transmiten dos mensajes subconscientes. El primero es la sensación de que su problema no tiene solución ni puede hacer nada para mejorar. Esto es falso en la mayoría de los casos porque el desgaste por sí mismo no tiene por qué dar problemas significativos. El segundo mensaje es que no solo no hay nada que hacer sino que ¡cada vez vas a estar peor! Como veis no puede ser más dañina esta manera absolutamente equivocada de llamar a una imagen en una radiografía y transmitida como si fuera una realidad médica.
En definitiva, si hablamos de una lesión degenerativa estamos dejando de lado lesiones concretas con causas concretas. Los médicos debemos intentar dejar de usar la palabra “degenerativa” y no asumir que la causa de lo que vemos es sólo el desgaste de la edad. Debemos intentar usar términos más precisos. El envejecimiento natural de una articulación no tiene por qué producir síntomas. Por otro lado, el paciente que escucha “degenerativa” puede interpretar que va avocado a un empeoramiento continuado de su estado. Esto es falso en la mayoría de las ocasiones y puede hacer al paciente caer en el desánimo y la desmotivación.