
El paracetamol es de los fármacos más conocidos por todos. Quizás lo conozcamos por otro nombre (existen muchos nombres comerciales diferentes) pero seguro que en algún momento lo hemos tomado. Es un medicamento dentro de la familia de los analgésicos, que significa que son “para quitar el dolor”. También es antitérmico (para la fiebre).
En el dolor de espalda y cuello puede ser un medicamento útil para aliviar el dolor. Es un tratamiento sintomático, es decir, alivia los síntomas. Escucharemos a mucha gente decir “a mi no me hace nada” y otras personas que aseguran que les cura todos los males. Los dos tienen razón, ¿por qué? No hay dos personas iguales y los medicamentos no hacen el mismo efecto en una persona que en otra. Esto es cierto tanto para los efectos deseables como para los efectos secundarios. En el caso del dolor puede ser llamativo cómo hay personas que se alivian con el paracetamol mientras a otros les funciona mejor un antiinflamatorio como el ibuprofeno. Esto es real, es una cuestión de los receptores que tiene cada persona en su organismo que viene determinado por la genética. Es decir, hay que probar y ver qué nos funciona mejor (siempre asesorado por nuestro médico).
Los medicamentos que consumimos llevan un prospecto que nos informa de los efectos secundarios que se pueden presentar. En todo medicamento hay algunos efectos raros que se pueden producir pero que no son ni mucho menos habituales. Dentro de los riesgos predecibles del paracetamol está su efecto tóxico sobre el hígado cuando se produce una sobredosis. Por eso es muy importante tomar las dosis recomendadas y nunca sobrepasarlas. Las personas que tengan enfermedades del hígado, insuficiencia renal o problemas de alcoholismo deben consultar con su médico para saber si pueden consumir esta medicación. Si somos alérgicos lógicamente no debemos consumirlo. El alcoholismo crónico puede aumentar la toxicidad para el hígado del paracetamol, hay que tener cuidado con este aspecto.
En general, el paracetamol es un medicamento bastante noble siempre que nos mantengamos dentro de las dosis adecuadas. Es más sano que los medicamentos de la familia de los antiinflamatorios, sobre todo si tenemos que tomarlo durante largas temporadas. En el caso del dolor de espalda y de cuello es frecuente que al comenzar el dolor tomemos un antiinflamatorio. En ocasiones el dolor se prolonga algunas semanas y si continuamos con estos medicamentos comenzarán las molestias digestivas y otros problemas. En estos casos el paracetamol puede ser un buen aliado porque podremos tomarlo tiempos más largos con mayor seguridad.
Voy a lanzar una advertencia que es importante conocer. Hay algunos medicamentos para el dolor o tipo antigripales que pueden contener una mezcla de distintos fármacos, conteniendo paracetamol entre otros. Es peligroso tomar paracetamol si estamos tomando estos medicamentos porque podemos superar la dosis recomendada y poner nuestro hígado en riesgo. Teniendo un poco de cuidado y mirando los prospectos lo podremos evitar.