
La radiografía simple la conocemos casi todos porque en alguna ocasión nos la han tenido que hacer por una caída o un golpe, o incluso para ver si tenemos caries en las muelas. ¿En qué consiste? ¿Qué nos aporta en las dolencias de la espalda y el cuello?
La radiografía es el resultado de proyectar radiación (conocida como rayos X) a través de nuestra espalda y recoger en un detector la radiación que llega. Dependiendo de la densidad de las zonas de nuestro cuerpo la imagen será más negra o más blanca. En estas imágenes en medicina hablamos de cinco tipos de densidades:
– Aire: Se ve negro en la placa. Es el material menos denso y los rayos atraviesan completamente el aire y llegan al detector casi sin alteraciones por lo que la imagen es negra.
– Grasa: Lo veríamos un poco más oscuro.
– Tejidos blandos o agua: Los tejidos del cuerpo con gran contenido en agua como los órganos, músculos, sangre, vasos sanguíneos, orina, etc los vemos con el mismo tono grisáceo en la radiografía.
– Hueso: Es la estructura del cuerpo que se más blanca junto con las calcificaciones de otro tipo.
– Metal: El metal se ve más blanco todavía que el hueso en la radiografía. Al contrario que el aire, los rayos X no pueden atravesar el metal y no llegarán a la placa que recoge la señal y aparecerá la imagen completamente blanca. Esto es importante para valorar el material que nos introducen en el cuerpo en determinadas operaciones como por ejemplo, para sujetar una fractura.
En cuanto a la espalda, la densidad que nos da más información es la visualización del hueso. Viendo la estructura del hueso vamos a poder detectar muchas alteraciones como fracturas, zonas de pinzamiento, artrosis, malformaciones congénitas, escoliosis, desplazamientos de las vértebras (por ej la espondilolistesis), etc. Las alteraciones que vemos no siempre tienen que significar que tenemos dolor y no siempre que tengamos dolor tendremos alteraciones en la radiografía. Hay personas con mucho desgaste en las vértebras (artrosis) que no tienen dolor y viceversa.
La hernia discal no se ve en la radiografía porque la densidad del disco no se distingue de lo que tiene detrás, que es todo el contenido del canal medular. No podemos valorar directamente una hernia discal con una radiografía aunque sí nos da muchos datos importantes que se deben valorar cuando tenemos síntomas. En una primera valoración puede ser suficiente la información que nos proporciona la radiografía conjuntamente con una adecuada exploración física del paciente.
Los rayos X son un tipo de radiación ionizante, es decir, produce radiación de la que debemos evitar. No debemos preocuparnos por una radiografía porque los aparatos modernos necesitan muy poca cantidad de radiación para dar las imágenes necesarias. La digitalización en este terreno ha mejorado mucho esto y las dosis recibidas con una radiografía son mínimas. A pesar de que los riesgos son mínimos, hay que hacer un uso racional realizando únicamente las radiografías que son necesarias y no abusar si no es con un fin que lo justifique.
Esta técnica continúa siendo muy popular porque es barata, rápida, de muy bajo riesgo y nos da mucha información. La radiografía nos cuenta mucho pero ni mucho menos nos cuenta todo. No existe prueba de imagen que sea mejor que la valoración exhaustiva en una consulta aunque, en ocasiones, sean necesarias para completar el diagnóstico.