
Reuma es un término muy escuchado y utilizado. Todos hemos oído alguna vez aquello de “estaba siempre con muchos dolores en las articulaciones, padecía de reuma”. La palabra reuma no es un término médico estrictamente ni se refiere a una enfermedad concreta. Reuma se refiere a “enfermedad reumática”. Cuando hablamos de enfermedad reumática en realidad estamos hablando de un montón de enfermedades diferentes pero, ¿por qué entonces se hace popular el dicho “tengo reuma»?.
Hay cierta sabiduría en la simplificación de este grupo de enfermedades en la palabra reuma, que en la calle se refiere a las enfermedades que llamamos “inflamatorias”. Estas enfermedades tienen muchas cosas en común. Son enfermedades que, entre otras cosas, afectan a las articulaciones del cuerpo pero por causas muy diferentes a las dolencias que todos conocemos.
La mayor parte de los dolores articulares tienen una explicación mecánica, es decir, por el desgaste al que se someten en nuestro día a día. En la espalda se puede producir una hernia tras un mal esfuerzo o podemos tener “artrosis” debido al desgaste continuado de las articulaciones. Estas dolencias nos suenan a todos. Pero cuando hablamos de reuma estamos hablando de algo completamente diferente.
Las enfermedades reumáticas inflamatorias son enfermedades que afectan a todo el organismo aunque lo que se hace más evidente, muchas veces, son las dolencias que produce a nivel de las articulaciones y tejidos blandos (tendones, músculos, etc). Son enfermedades que producen inflamación y dolor sin haber una causa mecánica o traumática. La causa más habitual está relacionada con la inmunidad. Hay alteraciones de nuestra inmunidad que provocan que nuestras propias defensas alteren nuestro bienestar. La inmunidad se puede alterar por muchos motivos, como pueden ser los efectos secundarios de un medicamento o la infección por un virus, aunque la mayoría de ellos son desconocidos o atribuidos a desórdenes genéticos. En la espalda la más conocida es la espondilitis anquilosante de la que hablaremos en futuros posts.
Estas enfermedades tienen un origen diferente y también un tratamiento diferente. Hay que tener cuidado con el uso y lo que entendemos por el término reuma. Por un lado habrá gente que llamará reuma a cualquier dolencia de las articulaciones. Por otro lado, hay personas con enfermedades que nos se diagnostican por no acudir al médico. Cuando tenemos una dolencia en nuestros huesos, músculos y articulaciones lo más sensato es acudir al Médico de Atención Primaria para que nos oriente en el diagnóstico y las medidas a tomar. Muchas veces con unas sencillas preguntas se pueden diferenciar dolores banales de enfermedades más relevantes que precisen de cuidados médicos.
Como hemos comentado, lo importante es ser valorado por nuestro médico, debemos huir de los autodiagnósticos; pero vamos a comentar algunos datos que nos pueden hacer sospechar que nuestra dolencia sea de origen reumático:
– Tener inflamación en más de una articulación.
– Levantarnos por la mañana con rigidez y dificultad para mover estas articulaciones y sobre todo tardar más de media hora en movernos con cierta normalidad.
– Notar mucho calor, inflamación y rojez en la piel que rodea a la articulación.
– El dolor no solo no mejora con el reposo sino que empeora, por lo que estamos mejor con la actividad.
– Nos despierta el dolor por la noche o nos dificulta conciliar el sueño.