
La lesión medular es una patología grave que afortunadamente es muy infrecuente, más aún en niños. Los niños tienen la particularidad de que un porcentaje importante de las lesiones medulares se producen sin que se vean lesiones en las pruebas típicas que se hacen en urgencias como son las radiografías o el scanner (TAC). A este tipo de lesiones se les llama SCIWORA (Spinal Cord Injury Without Radiographic Abnormality). Son las siglas en inglés que describen una lesión medular sin anomalías en las radiografías. Luego veremos la importancia de este hecho.
Los niños tienen una anatomía en desarrollo y su columna es diferente de la de un adulto. Vamos a verlo:
– Tienen una cabeza grande para el cuerpo que tienen. Esto deja al cuello en mayor desventaja que en un adulto.
– La musculatura del cuello del niño es débil e inmadura, por lo que tiene mayor dificultad para absorber las movilizaciones bruscas de la cabeza.
– Los ligamentos y la cápsula articular de las diferentes articulaciones de las vértebras son más laxos y elásticos que en el adulto. Se puede producir una mayor distensión sin lesionar el ligamento. Esto conlleva poder tener una hipermovilidad que lesione la médula sin provocar grandes daños en la columna.
Estas características hacen que un niño que sufre una caída de cabeza, como en una zambullida o al dar una voltereta, y que realice un movimiento brusco del cuello, por ejemplo, pueda tener una lesión medular sin sufrir una lesión significativa en las vértebras o ligamentos del cuello. En la columna dorsal no es tan grande el riesgo porque las vértebras también se ven sujetas por las costillas y son más estables. En la zona lumbar el SCIWORA es excepcional.
Todo esto tiene importancia por lo siguiente. Si nuestro hijo o hija tiene una caída con posturas forzadas del cuello o la columna, y ha notado debilidad en las piernas u hormigueos en brazos y/o piernas debemos tomar en serio llevarle a un servicio de urgencias. Incluso si esos síntomas ceden puede haber sufrido una lesión en la médula. Hay que tener en cuenta que el 25% de estos niños desarrollan la lesión medular de forma retardada a lo largo de los días siguientes.
La exploración física en urgencias es fundamental para sospechar una lesión. El dolor en la parte media de la parte posterior del cuello cuando palpamos nos hace a los médicos ser precavidos, poner un collarín y vigilar la evolución. Si no hay un daño importante en unos días el niño moverá el cuello perfectamente sin dolor y se podrá retirar el collarín. Si hay una lesión, el dolor y la limitación persistirá pero con el collarín protegeremos al cuello para que la lesión no vaya a más mientras realizamos más pruebas.
En lesiones más graves no tendremos estas dudas y las lesiones serán evidentes. Es importante prestar atención a las menos evidentes y detectar éstas que pueden pasar desapercibidas. En este sentido los síntomas neurológicos pasajeros como los hormigueos o la debilidad en brazos y piernas que aparecen tras el accidente tienen mucha importancia. En estos casos muchas veces se realiza una RMN dado que esta prueba sí consigue ver la mayoría de las lesiones medulares y las complicaciones que pueden requerir una actuación urgente para que no vaya a más la lesión.
En resumen, si nuestro hijo sufre una caída o cualquier tipo de accidente que conlleve posturas forzadas de la columna, sobre todo si se trata del cuello, requiere que le llevemos a un servicio de urgencias. Esto con más motivo si después del golpe ha notado debilidad u hormigueos en brazos y piernas. Si le ponen un collarín, aunque le veáis bien, no debéis quitárselo hasta que lo revise nuevamente su médico en los sucesivos días.