
El dolor en la espalda y el cuello no es igual todos los días. Unos días estamos casi sin molestias y al día siguiente con mucho dolor. También en ocasiones, después de haber superado una dolencia de espalda, nos levantamos una mañana con dolor sin saber muy bien por qué. Entonces nos preguntamos aquello que hemos oído a otros, ¿será por el cambio de tiempo?
Acerca de esto oímos opiniones para todos los gustos. Hay personas que son como “hombres del tiempo” que cuando tienen dolor dicen “va a cambiar el tiempo”. Otros aseguran que es una tontería que no existe este fenómeno. ¿Qué hay de verdad en esto? ¿Los cambios de tiempo pueden afectar a nuestro cuerpo?
La mayor parte de la gente que nota el cambio de tiempo refiere que le duele incluso antes de que aparezca la tormenta, por ejemplo. Tienen dolor y saben que al día siguiente va a llover. Realmente qué es lo que cambia un día antes de empezar a llover; la presión atmosférica. La presión atmosférica tiene efectos sobre nuestro cuerpo. Nuestros tejidos se encuentran constantemente bajo el efecto de la presión exterior. La presión atmosférica es difícil de explicar pero sería la fuerza que comprime los tejidos de nuestro cuerpo. Si la presión sube, nuestros tejidos están más apretados por esta presión y si la presión baja ocurre lo contrario.
Vamos a ver algunos efectos conocidos de los cambios de presión sobre nuestro cuerpo. Aquellos que practiquen submarinismo saben de estos efectos. Cuando nos sumergimos en el agua la presión aumenta. Lo hace cada vez más según descendemos. A los diez metros de profundidad la presión es el doble que en la superficie. Este aumento de presión tiene efecto sobre todo en los gases del cuerpo. En esto se basan casi todos los accidentes en el mundo del buceo que son la sobrepresión pulmonar y la enfermedad descompresiva. Para los no entendidos, todos hemos notado dolor en el oído cuando hemos intentado bucear por el fondo de la piscina. Esto es por la distensión del tímpano por el aumento de presión. Pero no solo afecta a los gases. Todo submarinista se da cuenta de que necesita ir al servicio con más frecuencia cuando bucea. La presión afecta al resto de nuestros tejidos.
Más conocidos aún son los cambios que ocurren en un avión. Todos hemos notado cómo se taponan los oídos durante el vuelo. Muchas personas notan cómo se le hinchan los pies y les cuesta ponerse los zapatos si se los han quitado. Una situación más grave es el llamado “síndrome de la clase turista”. Los cambios de presión unidos a mucho tiempo sentados pueden provocar un trombo en las piernas que si sube al pulmón puede ser mortal.
Otro ejemplo que voy a poner no lo conoceréis muchos pero os lo voy a contar de forma muy sencilla para que se entienda. Hay personas que tras sufrir un daño cerebral se les realiza una cirugía en la que se quita parte del hueso del cráneo. Esto se hace para dejarle espacio al cerebro si hay inflamación o un sangrado. Tenemos que tener en cuenta que el cráneo rodea a todo el cerebro y es una estructura sólida. Cuando hay un sangrado, la presión aumenta dentro del cráneo y puede provocar la muerte de la persona si no se alivia esta presión. Esto lleva a los cirujanos a abrir el cráneo quitando un trozo de hueso. Pues bien, antaño se les dejaba “sin tapa”, es decir, no se volvía a operar ese cráneo. Con los años se vio que estos pacientes sufrían un deterioro neurológico por complicaciones como la hidrocefalia. Esto hoy día se sabe que es debido al efecto de la presión atmosférica sobre un cerebro que está diseñado para estar alojado dentro del cráneo y no tener este contacto directo con el exterior. En la actualidad se realiza una segunda intervención para volver a colocar el trozo de hueso que se quitó durante la cirugía de urgencia. Si este hueso no se puede utilizar, se fabrica uno protésico a medida y se implanta. Con este gesto se evitan las complicaciones futuras.
Después de estos ejemplos queda claro que los cambios de presión tienen efectos biológicos sobre nuestros tejidos. Pero, ¿puede provocarme más dolor en la espalda y el cuello? En cuanto a dolores articulares no hay consenso entre los científicos si esto es cierto o cómo exactamente se produciría. Dentro de los componentes de un cambio meteorológico, los estudios y las opiniones actuales culpan a los cambios de presión como factor que puede afectar más a nuestro organismo.
Al romperse un tejido, nuestro organismo pone en marcha mecanismos para repararlo. Consigue reparar el defecto pero el parche que pone no es de la misma calidad que el tejido original, es una “cicatriz”. Si nos rompemos un músculo, cicatrizará pero el tejido estará sujeto por esa cicatriz, no por el tejido original. Esta cicatriz no tiene las mismas propiedades de elasticidad, ni el mismo contenido en agua. Los cambios de presión van a actuar de forma diferente sobre zonas del cuerpo que tienen “cicatriz”. Incluso puede haber pequeñas raíces nerviosas atrapadas por esta cicatrización que van a ser más sensibles al cambio de presión por esa falta de elasticidad del tejido. Los propios nervios han podido volverse más sensibles al formar parte de la zona dañada y reparada.
Y para terminar, en un estudio, dos tercios de los entrevistados con lesiones crónicas decían estar convencidos de que los cambios de tiempo afectaban a su dolor. Muchos necesitaban más medicación durante días en los que había tormentas. Yo mismo tengo migrañas un día antes de comenzar a llover. Sufrir este fenómeno en mis propias carnes no me hace más que reforzarme en la creencia de que estas personas están contando la verdad. Incluso en estos días uno se da cuenta cómo los pacientes que acuden a revisión están con más dolor.