
Hay diferentes tipos de collarín que se utilizan en función del tipo y grado de lesión. Básicamente varían en cuanto a la movilidad que consiguen limitar. Voy a contar brevemente cómo es cada uno de ellos y para lo que se usan.
– El collarín blando. Este collarín prácticamente no limita la movilidad del cuello. Ayuda a soportar la cabeza de forma cómoda dejando a los músculos y articulaciones del cuello descansar. Se utiliza para aliviar el dolor en lesiones que no requieren una inmovilización estricta del cuello como es el esguince cervical.
– Collarín semirrígido. Este collarín es el que podemos ver que lleva el chico de la foto inicial del post. Este collarín limita un poco más la flexión y la extensión del cuello respecto al blando. La parte de arriba y de abajo del collarín están almohadilladas por ser las zonas de apoyo. Su uso es similar al collarín blando
– Collarín rígido. Este collarín consigue una inmovilización más importante que los dos collarines anteriores porque tiene más apoyos. Podéis ver en la foto cómo apoya en la zona de la mandíbula y la barbilla, en la parte de delante sobre el esternón y en la parte de atrás de la cabeza. El más conocido es el collarín de Philadelphia que está en la foto. Hay otros similares como son el collarín de Miami o el collarín de Aspen. Los apoyos son los mismos con algunas variaciones.
El collarín rígido es el típico que se utiliza tras un accidente. Se utilizan tras algunas cirugías cervicales y en las fracturas estables de las vértebras del cuello.
– Minervas. Son ortesis más aparatosas y que inmovilizan más que las anteriores. Utilizan apoyos en la cabeza, cuello y tórax.
La minerva SOMI tiene dos barras metálicas que van a la zona de detrás de la cabeza (occipital) y una parte anterior que sujeta la mandíbula. Todo va anclado a la pieza central que se adapta al tórax como si fuera un chaleco rígido. Esta minerva tiene una cincha que se puede añadir y que rodea la frente desde la pieza de atrás. Esto se pone para poder quitar el apoyo mandibular cuando vamos a comer, fundamentalmente.
Collarín Philadelphia o de Miami con estabilizador de tronco consiguen resultados similares, incluso una mayor inmovilización sobre todo de la flexión lateral.
Las minervas se utilizan en las lesiones de la parte alta cervical porque controlan bien la flexión en esta zona.
– Halo. Está formado por un soporte que va al tórax como veíamos en las minervas y de aquí salen cuatro barras. Estás barras se unen al anillo que va fijado en el cráneo. El anillo se une al cráneo con tornillos que penetran en hueso y que hay que poner en quirófano. Con este sistema vamos a conseguir inmovilizar casi completamente la columna cervical. Esta es la inmovilización que se a va a utilizar en lesiones cervicales inestables.
He querido resumir en este post los tipos de collarines que existen para inmovilizar el cuello. La diferencia de unos a otros radica sobre todo en el grado de limitación que se consigue. El traumatólogo experto en columna decidirá el más adecuado en función de la lesión que tengamos y la estabilización que requiera. En futuros posts hablaremos más a fondo de algunos de ellos.