
En el año 1969 Philip Zimbardo hizo un experimento muy interesante que años más tarde dio pie a la llamada “teoría de las ventanas rotas”. Os voy a contar la historia y por qué nos puede servir.
Este señor dejó un coche descapotado sin matrícula en medio del Bronx de aquella época y se puso a observar qué pasaba. En cuestión de minutos personas que pasaban por ahí iban cogiendo objetos del coche. Zimbardo observó cómo los primeros en coger algo del coche fueron una pareja que paseaban con un hijo joven. Estas personas se llevaron el radiador y la batería del coche. En cuestión de horas no quedaba nada de valor en el coche. En unos días el coche estaba completamente vandalizado. Lo habían roto por dentro, pintado y había niños jugando encima.
Después hizo lo mismo en un barrio rico en California llamado Palo Alto. En una semana no había pasado nada, el coche seguía tal y como lo había dejado. Entonces el señor Zimbardo dio un paso más en su experimento y rompió una ventana del coche. En las horas siguientes ocurrió algo muy similar a lo que había visto en el Bronx. Los vándalos en ambos casos eran personas caucásicas, bien vestidas con aspecto de gente respetable.
Este experimento daba luz a ciertos aspectos del comportamiento del hombre en sociedad. En los años 80 dos señores dieron nombre a esta teoría explicando que si dejabas una ventana rota en un edificio, lo siguiente que iba a ocurrir es que vándalos rompieran progresivamente más ventanas y acabarían por allanar el edificio. Otro ejemplo que daban era la basura en la calle. Si dejabas basura en la calle, la tendencia era que todo el que pasaba tiraba al suelo más basura y terminaba en situaciones mayores como los robos de coches en dicha calle.
Uno de estos dos autores, George L. Keeling fue contratado por la policía de Nueva York en el año 85. En esa época la criminalidad en esta ciudad era enorme. Las medidas que inspiró este autor se comentan en el best seller “The Tipping Point”, que cuenta cómo de repente disminuyó drásticamente la criminalidad en Nueva York. Son muy curiosas estas medidas. Uno esperaría que hubiera más presencia policial o se persiguiera a los criminales más peligrosos. Pues no. Lo que hicieron fue, por un lado limpiar los graffitis del metro y la basura de las calles; por otro lado, detenían a todo aquel que se saltaba la barrera del metro para no pagar. Se puede discutir si estos fueron los únicos factores que influyeron pero parece demostrado que dieron la vuelta a la tortilla y cambió la tendencia.
¿Hay ventanas rotas en tu vida?
La interpretación psicológica de estos comportamientos da para libros enteros pero no cabe duda que son importantes las señales que mandamos a nuestro cerebro. Pequeños descuidos o errores que no corregimos llevan a problemas grandes. Todos buscamos signos a nuestro alrededor que de alguna forma justifiquen nuestro comportamiento. Si vemos un plato en el fregadero de la cocina, pronto lo convertiremos en una pila enorme de platos y cubiertos que invaden toda la cocina.
Todos tenemos hábitos que sabemos que debemos arreglar y que provocan una cascada de consecuencias. Medita esta historia, mira a tu alrededor y en tu interior y decide qué ventanas debes arreglar para que tu vida encuentre el camino que necesitas.