
En un post anterior explicaba en qué consiste una artrodesis. El objetivo es quitar la movilidad de un segmento vertebral que es doloroso o inestable. Para conseguirlo hay varias técnicas que voy a ir contando en sucesivos posts. Hoy quiero contar la artrodesis más clásica o frecuente que se conoce como artrodesis posterolateral instrumentada (PSF o Posterior Spinal Fusion en inglés).
Para entender la técnica tenemos que entender cómo se articulan las vértebras. Explicándolo de forma sencilla, dos vértebras lumbares se articulan entre sí por dos zonas. Una zona es la parte de delante, en el cuerpo vertebral, donde está el disco intervertebral (con el número 1 en la foto). La otra zona es por detrás en las que llamamos las articulaciones posteriores (número 2 en la foto). El movimiento se produce en estas dos zonas.
Cómo se realiza la artrodesis posterolateral instrumentada
En la artrodesis clásica se actúa sobre la zona posterior. Se tumba al paciente boca abajo con anestesia general. Después se hace una incisión para acceder a las articulaciones posteriores. A través de esta vía se puede actuar sobre otras estructuras, si fuera necesario, antes de realizar la propia artrodesis.
Para realizar la artrodesis se cruentan las articulaciones posteriores y las apófisis transversas. En otras palabras, a propósito se produce un daño en el hueso y la articulación que le permite poder formar hueso para conseguir consolidar el segmento. A continuación se pone unos tornillos pediculares en las dos vértebras. Se llaman pediculares porque se sujetan a la zona de la vértebra que llamamos pedículos. Esta zona forma un puente horizontal que une la zona posterior y anterior de la vértebra para que nos entendamos.
Los tornillos de ambas vértebra se sujetan por detrás con una barra a cada lado como podemos ver en la foto inicial del post. De esta forma, con el material conseguimos sujetar e inmovilizar el segmento entre las dos vértebras. En otras palabras, eliminamos toda movilidad entre ellas.
Posteriormente se añade injerto de hueso para rellenar el espacio entre ambas vértebras sobre las que hemos actuado. El injerto de hueso se obtiene habitualmente de la cresta iliaca. La cresta iliaca es una zona de la pelvis en la que se hace una pequeña incisión para coger el trozo de hueso que se utiliza después para rellenar. Este injerto colabora en la fusión de la zona posterior de la vértebra.
Con el paso de los meses, la zona operada donde añadimos injerto consolida y se forma una barra sólida de hueso que une ambas vértebras. En este momento, el material que se añadió ya no es la que sujeta, lo hace el propio hueso.
Ventajas e inconvenientes de la artrodesis posterolateral instrumentada
En próximos posts veremos otras técnicas para conseguir una artrodesis. Esta técnica es de las menos cruentas dentro de las que se realizan habitualmente para artrodesar un segmento lumbar.
La crítica sería que sólo actúa sobre la zona posterior. Esto impide que se pueda corregir la altura del disco. Por otro lado, la sujeción sería menos sólida al sólo inmovilizar una parte de las articulaciones y dejar libre la parte más grande que es donde está el disco intervertebral. Al entrar a operar por la zona posterior también se daña la musculatura extensora tan importante para la estabilidad lumbar.