
Con el término de artrosis cervical nos referimos al desgaste en las estructuras del cuello que vemos en las pruebas de imagen como, por ejemplo, en la radiografía. También puede llamarse espondilosis o espondiloartrosis. Se utilizan estos nombres porque se ven lesiones degenerativas tanto en el hueso como en el disco y los tejidos blandos.
A partir de los 30 años es muy común empezar a ver cambios degenerativos en las radiografías del cuello. La artrosis es un proceso progresivo de envejecimiento que también afecta a las articulaciones del cuello. Que el cuello esté desgastado no significa que tenga que doler ni dar ningún problema. No hay una relación directa entre el grado de desgaste y la severidad del dolor. Hay muchas personas con mucha artrosis cervical sin absolutamente ningún síntoma. Por otro lado, hay pacientes con poco desgaste que sufren episodios de dolor. Esto es así porque la artrosis es un factor más en la ecuación, no es la causa única del dolor de cuello.
¿Cómo se ve la artrosis cervical en la radiografía?
En la radiografía se ven cambios en las vértebras, principalmente en la zona de las articulaciones. Los discos se van deteriorando y vemos cómo el espacio entre los cuerpos vertebrales disminuye. Se forman osteofitos en la zona del cuerpo vertebral, que son formaciones de hueso que vemos en la zona anterior, tambíén conocidos como “picos de loro” por la forma que tienen (ver foto). Además, se producen cambios en las facetas articulares de la zona posterior de las vértebras.
“A mi duele el cuello y me han dicho que tengo artrosis cervical”
El desgaste de las articulaciones no tiene por qué doler. Es verdad que una articulación con artrosis es más fácil que sufra un proceso de inflamación. Y eso es lo que suele ocurrir. Cuando hay mucho desgaste hay ciertos periodos durante el año que tenemos dolor de cuello. La intensidad y duración del dolor depende de la causa que ha precipitado que comience a doler. Lo más normal es que comience con esfuerzos del día a día como estar muchas horas al ordenador, coger a nuestro sobrino en brazos más de lo habitual o mirar hacia arriba repetidamente como al pintar una pared, por ejemplo.
Los síntomas más frecuentes son los dolores locales articulares que se irradian a los músculos produciendo dolor y contracturas. Esta tensión que se acumula en los músculos es frecuente que nos pueda producir dolor de cabeza o incluso hormigueos en los brazos. Nuestro médico nos podrá decir si esos hormigueos son importantes o no.
Uno de los síntomas más incómodos son los mareos y vértigos que podemos sufrir en ocasiones. Cuando la causa de los mareos está en el cuello hay dos motivos que lo pueden producir. Por un lado, el dolor cervical y la tensión muscular acumulada puede provocar una sensación de inestabilidad, como si se moviera el suelo. Por otro lado, hay una arteria que atraviesa por la zona de las vértebras (arteria vertebral) que se puede ver afectada por la artrosis y causar vértigos. Esto ocurre por la afectación indirecta sobre las estructuras del oído que nos ayudan en el equilibrio.
Una consecuencia de la artrosis que sí es común, aunque la persona no se da cuenta muchas veces, es la disminución progresiva de la movilidad del cuello. La artrosis va desestructurando las articulaciones y se va limitando poco a poco la movilidad que tienen. Esto implica que cuando exploramos a un paciente y le pedimos que gire el cuello a un lado y a otro apreciamos una pérdida de los grados normales de movilidad. El paciente no se da cuenta en ocasiones porque ocurre tan lentamente a lo largo de años que nos acostumbramos a la movilidad que tenemos y la percibimos como normal.
¿Puede ser peligrosa la artrosis cervical?
La respuesta es no en la gran mayoría de las personas. En ocasiones el desgaste de los discos y el crecimiento de excrecencias de hueso pueden disminuir el espacio por el que salen las raíces nerviosas. Si a esta disminución del espacio se le añade una pequeña hernia discal con inflamación de la zona, el nervio puede verse comprometido. Los nervios que salen del cuello se encargan de recoger la sensibilidad de los brazos y de mandar la señal a los músculos para que se pueden mover. Una lesión de estos nervios puede limitar las capacidades de determinados músculos y que notemos que perdemos fuerza. Si nos ocurre hay que consultar con nuestro médico pero no debemos asustarnos. La mayor parte de las veces los hormigueos y la sensación de pérdida de fuerza se deben a las contracturas musculares y al dolor respectivamente.
Afortunadamente es excepcional encontrar un paciente con lesiones graves debidas a la artrosis. Estos casos aislados son debidos a la afectación de la médula espinal y a veces hay situaciones como una caída o similar que lo precipitan. Aunque estos casos existen, no está justificado el miedo o la preocupación por esto.
Marta says
Uno de mis dos segmentos artrodesados tenía osteofitos considerables y una pérdida de altura importante. ¿Qué recomendaciones me haría usted a partir de ahora? ¿Puede evitarse la reaparición con ejercicio, alimentos específicos…? Gracias!
Dr. Serrano Sáenz de Tejada says
Hola Marta, una vez recuperada de la cirugía y completada la artrodesis de los segmentos que te han operado hay que tener algunas consideraciones. Los movimientos que ya no hacen los segmentos que te han fijado, lo van a realizar los que están libres. Esto sobrecarga a las articulaciones sanas porque se reparte el mismo movimiento entre menos articulaciones. Esto simplemente significa que nos tenemos que cuidar más. El desgaste de las articulaciones en el cuello está determinado por dos cosas por simplificar. Por un lado, nuestra genética. Unas personas nos desgastamos más que otras realizando los mismos esfuerzos. Por otro lado, lo que hacemos. Si vivimos flotando en el espacio no es lo mismo que si estamos taladrando piedras o cargando muebles todo el día en nuestro trabajo. Es decir, los esfuerzos y los hábitos diarios con el cuello determinan la velocidad con la que se desgastarán nuestras articulaciones cervicales. De forma general lo recomendable es mantener hábitos saludables en cuanto a dieta (comer dieta variada rica en nutrientes y antioxidantes a la vez que evitamos comidas perjudiciales), respetar horas de sueño y realizar ejercicio que no sea de impacto y en posturas favorables para el cuello. Es importante mantener una buena musculatura ya que nos protegerá mejor el cuello pero si nos pasamos desgastamos el cuello. El ejercicio moderado sin impacto es bueno y el exceso de ejercicio o con mucho componente de impacto (saltar y correr) desgastará más el cuello. Todo esto hay que adaptarlo a lo que queremos hacer con nuestra vida y los riesgos que queremos asumir debido a ello. También hay que tener en cuenta todo lo relativo a la higiene postural. Un mal hábito repetido día tras día durante muchas horas (como sentarse mal al ordenador por ejemplo) puede dañarnos mucho el cuello. El futuro de tu cuello sería una suma de todo. No somos máquinas y hay que hacerlo todo lo mejor posible pero ajustándolo a la vida que quieres llevar. Un saludo.
Marta says
Uf, muchas cosas a tener en cuenta. Una respuesta completísima, muchas gracias.