
En el año 99, unos investigadores de la Universidad de Duke realizaron un ensayo clínico serio con adultos con depresión. A unos se les trató con un plan de ejercicio aeróbico y a otros con un antidepresivo, la sertralina. Después de 16 semanas compararon el estado en el que se encontraban los pacientes. La mejoría de los dos grupos había sido similar, no encontrando diferencias entres los dos tratamientos.
No se quedaron ahí y continuaron el seguimiento de estas personas durante más tiempo y ocurrieron cosas muy interesantes. A los 10 meses del tratamiento los pacientes en el programa de ejercicio tenían menor tasa de recaída. Los pacientes que mantenían el entrenamiento de forma regular tenían un 50% menos de probabilidad de sufrir depresión a los 10 meses de evolución.
Este mismo grupo de trabajo realizó un trabajo posterior donde había, además del grupo de ejercicio y del antidepresivo, también pacientes que tomaban placebo y otros que hacían el ejercicio en casa. Un placebo es una sustancia sin acción farmacológica que se le da al paciente como tratamiento aunque no hace nada. Nuevamente se demostró la eficacia por igual del ejercicio y de la medicación, predominando la mejoría en los que pasados 10 meses habían mantenido la regularidad en la práctica de ejercicio.
Hay más estudios serios como este. No muchos, pero los hay. Todos demuestran más o menos lo mismo con algunas diferencias. Depende de los estudios, se compara el ejercicio con no hacer nada o con otras pautas. Lo que queda claro es la eficacia del ejercicio en la mejoría de la motivación y el estado de ánimo. No se aclara qué cantidad de ejercicio es el adecuado. Se ha visto que puede ser eficaz tanto el ejercicio aeróbico como el entrenamiento con pesas.
Hacer ejercicio actúa a nivel químico en nuestro cerebro y en el cuerpo. Se producen cambios a nivel de los neurotransmisores, disminuye el estrés, aumenta la sensación de bienestar y la energía con la que afrontamos la vida.
El problema de un paciente deprimido es la dificultad para que participe en un programa de ejercicios. Síntomas de depresión como la fatiga y la incapacidad de sentir placer por nada hacen que no vaya a estar muy motivado para realizar ejercicio. Y voy un poco más allá. Como hemos visto, la eficacia del ejercicio como terapia está en la regularidad y en mantenerlo en el tiempo. No estamos a salvo de una recaída si dejamos el ejercicio.
Las lesiones de espalda en ocasiones duran meses durante los cuales queda limitada nuestra capacidad para hacer cosas. Hay pacientes que se operan y sufren periodos de recuperación prolongados y dolorosos. Otros quedan con secuelas que limitan la vida que llevaban previamente. Todas estas situaciones justifican que asociado al dolor y las limitaciones, vaya un proceso de ansiedad y depresión.
Hemos hablado en otros posts de la necesidad de recuperar la musculatura después de una lesión de espalda. Hoy quería recalcar que esto también tiene efectos sobre nuestro estado de ánimo y bienestar. El reto está en realizar este cambio y coger un hábito como este.
Conseguir cualquier hábito nuevo es difícil pero todo empieza por un gesto sencillo. Si no estamos motivados, lo más fácil es convencer a un amigo o conocido para realizar la actividad juntos. Otra opción es ir a un centro de Pilates por ejemplo y apuntarnos. Las actividades en grupo nos obligan a relacionarnos con otras personas. Esto ayuda en la mejora de la autoestima y de otros síntomas de la depresión. Todo esto aumenta la probabilidad de volver a la siguiente clase y continuar haciendo ejercicio. A partir de los tres meses será más fácil ir que no ir. También ayuda tener la comprensión del profesor, que sepa las particularidades de nuestro problema y que participe en nuestros objetivos.
Para los que prefieren entrenar en casa o para complementar lo que hacemos fuera, estamos construyendo un programa de ejercicios en la web para orientaros en este sentido.
Francisco says
Pues si que verdad es todo lo que relatas D. Francisco, despues de una operación fallida de espalda la verdad es que el mundo se te cae encima y entras en un circulo ansioso y depresivo que es muy dificil salir de el. Gracias a dios con fuerza de voluntdad, ejercicio fisico, como natación bien echa y orientada por monitores y reforzar core a traves de pilates poco a poco por lo menos en mi caso y ido recuperandome y mejorando mi estado de animo y autoestima.
Aunque no me encuentro al cien por cien, pero por lo menos ahora veo el vaso medio lleno y se que debo der ser perseverante y disciplinado y seguir con el ejerccio fisico, siempre por supuesto oyendo lo que me dice mi cuerpo y ir proguesivamente.
Un saludo y gracias como siempre por tu gran labor que la verdad no tiene precio.,
Francisco
Dr. Serrano Sáenz de Tejada says
Muchas gracias Francisco por tu apoyo. Me alegra saber que sigues progresando. Un saludo.