
En algunos tipos de cirugía es necesario implantar injerto de hueso. En el caso de la columna es frecuente utilizarlo en las artrodesis. El injerto de hueso ayuda a rellenar zonas para conseguir una fusión entre dos estructuras. El injerto de cresta iliaca es la opción preferida cuando queremos usar hueso del paciente. Utilizar hueso del propio paciente como injerto tiene muchas ventajas que la hacen ser la mejor opción en la actualidad. Al ser hueso del propio organismo se minimizan las reacciones inmunológicas de rechazo y se evita la posible transmisión de infecciones.
El método más utilizado para obtener hueso propio (autólogo) es la obtención de injerto de cresta iliaca. La cresta iliaca es una zona concreta de los huesos que componen la pelvis como podemos ver pintado de naranja en la foto. Es una zona muy accesible y por eso es muy utilizada. El problema de utilizar injerto de cresta iliaca es que se añade una segunda cirugía al paciente. Es un procedimiento muy extendido que se hace con relativa sencillez. Aún así no está exenta de problemas y el debate está abierto en cuando a su uso y la búsqueda de mejores alternativas. Lo habitual es que el cirujano se centre en la cirugía principal y quizás se tenga poco en cuenta los posibles problemas de un injerto de cresta iliaca.
¿Qué problemas puede producir la cirugía para obtener injerto de cresta iliaca?
El problema más frecuente tras obtener injerto de cresta iliaca es el dolor y las alteraciones de la sensibilidad en la zona operada. En el postoperatorio, se produce dolor agudo que en ocasiones supera al de la cirugía principal. En la fase aguda, como en cualquier cirugía, se pueden producir infecciones, hematomas y problemas en la cicatrización y cierre de la herida. Incluso se pueden ver problemas más graves como fracturas o lesiones de las estructuras cercanas como puede ser un ureter, arteria o nervio. Este tipo de complicaciones surgen hasta en un 20% de la ocasiones según algunos estudios.
Después tenemos los problemas crónicos. La cicatrización puede producir adherencias molestas, además de problemas estéticos. Puede haber un dolor crónico en la zona operada que dure muchos meses tras la cirugía. Al dolor se une muchas veces alteraciones en la sensibilidad. La zona se vuelve hipersensible al dolor y se producen sensaciones desagradables con el tacto. Incluso la ropa puede volverse molesta al contacto con la cicatriz. En otras ocasiones la zona queda dormida.
El injerto de cresta iliaca se puede obtener de la parte anterior o la parte posterior de la cresta. Parece que hay más infecciones, hematomas y fracturas cuando se obtiene de la parte anterior. Sin embargo, el dolor crónico y las molestias locales son mas frecuentes cuando se obtiene de la parte externa. Dicho esto las diferencias son pequeñas entre ambas.
En definitiva, los problemas derivados de la obtención de injerto de cresta iliaca no son pequeños y se deben tener en cuenta. Además son problemas que añadimos y que nada tienen que ver con la lesión original por la que se opera el paciente. Hoy por hoy es la técnica de referencia pero es importante que se tomen en cuenta alternativas a esta técnica.