
La artrodesis es la fijación de dos vértebras quitando la movilidad entre ellas. Con frecuencia esto se realiza, entre otros gestos, poniendo tornillos en las vértebras y sujetándolos con barras. En ocasiones se puede producir una rotura de tornillo. Hoy voy a explicar por qué puede ocurrir y el significado que puede tener.
El periodo de consolidación hasta conseguir la artrodesis
Al realizar la artrodesis se aporta injerto de hueso que tiene que formar un armazón de hueso entre las dos vértebras para que no se muevan. Durante unos meses el hueso no tendrá la consistencia suficiente para impedir la movilidad entre las dos vértebras. Por este motivo se ponen tornillos sujetos por barras para darle sujeción.
Durante el periodo en que el hueso no ha pegado, el material implantado tiene que soportar toda la tensión. Poco a poco el hueso va cogiendo solidez y el material cada vez sufre menos. Si la tensión supera la capacidad de sujeción del tornillo, éste se puede romper.
En un pequeño porcentaje de los casos no se llega a conseguir nunca la consolidación del hueso. Esto con el tiempo puede provocar una rotura de tornillo por fatiga del material.
Rotura de tornillo una vez conseguida la artrodesis
Se han hecho estudios implantando tornillos y barras que realizan mediciones. Estos implantes modificados miden en tiempo real las fuerzas que se producen a nivel de la artrodesis. En estos estudios se medían las fuerzas que tenía que soportar el material en diferentes posiciones y ejercicios.
Uno de los objetivos era detectar el momento en el que el hueso consolida y deja de haber movimiento entre las dos vértebras. Puede parecer sorprendente pero no lo consiguieron. Con las vértebras consolidadas seguían registrándose fuerzas transmitidas al implante, aunque con menor variabilidad. Las tensiones registradas en el material estando en reposo no eran muy diferentes a las registradas antes de conseguir la artrodesis. Si las dos vértebras están pegadas y no se mueven, ¿por qué los implantes siguen detectando tensiones?
El implante nos lo pone el cirujano bajo anestesia tumbados en el quirófano. La anestesia hace que los músculos estén completamente relajados y estemos en una determinada postura. En cuanto el paciente se despierta, la espalda adopta una postura fisiológica y los músculos empiezan a funcionar. Con estos cambios el implante tiene que soportar tensiones simplemente por esta variación de la posición respecto a cuando se pusieron los tornillos.
Meses después, el hueso consolida. A pesar de que no hay movilidad entre las dos vértebras, el material sigue estando en tensión. Las variaciones de presión con las posturas disminuyen porque ya no hay movimiento en el segmento, pero, probablemente, sigue habiendo ciertas variaciones debido a los movimientos en los tejidos de alrededor.
Dado que el material continúa sometido a tensión, aunque no haya movimiento, puede acabar rompiéndose cuando ya no aguanta más. Esto puede explicar una rotura de tornillo en una artrodesis donde el hueso ya haya pegado. En otras palabras, la rotura de tornillo no tiene por qué significar que no se haya conseguido la artrodesis o un fracaso de la cirugía.
Si se rompe un tornillo, ¿me tienen que operar?
Muchas veces se detecta la rotura de tornillo en una radiografía en las sucesivas revisiones tras la cirugía. Si se consigue la consolidación de hueso y el tornillo roto no está dando síntomas, no hay ningún problema. En este caso no sería necesario hacer nada. Hay que pensar que el tornillo está rodeado por hueso que se ha formado y no tiene consecuencias.
Otra cosa sería si el tornillo está tocando un nervio, por ejemplo. En estos casos puede ser necesaria una cirugía para retirar el tornillo. Si no se ha conseguido la artrodesis y hay síntomas debido a la inestabilidad en el segmento, es posible que se requiera una reintervención para fijar adecuadamente el nivel.