
En esta web hablamos de lesiones de espalda pero el post de hoy es válido para cualquier enfermedad que nos interrumpe la vida de forma brusca. Al sufrir una lesión, como pueda ser una fractura vertebral por ejemplo, nuestros hábitos diarios se ven interrumpidos y tenemos que estar convalecientes ya sea en un hospital o en casa. Lo que hacemos durante este tiempo tiene mucha importancia en nuestra curación y en nuestro futuro. No voy a hablar de la rehabilitación o de hacer bien los ejercicios, hoy quiero resaltar lo que hacemos fuera de lo que es nuestra lesión.
En mis años de trabajo he visto actitudes de todo tipo y desde el ingreso en el hospital se puede ver quién tiene más probabilidades de salir adelante incluso en lesiones graves. No estoy hablando de la gravedad de la lesión, que es importante evidentemente, sino de la actitud con que se afronta. La actitud se puede valorar desde muchos puntos de vista. En este post únicamente voy a hablar de a qué dedica el paciente su tiempo libre (como dice la canción).
Dedicar el día entero a pensar en nuestra lesión puede ser en ocasiones inevitable pero es perjudicial. El ser humano vive de dar y recibir amor y de la ilusión de proyectos a llevar a cabo. Sería un resumen sencillo pero bastante real. Cuando estamos lesionados dejamos de hacer muchas cosas que nos gustaban y nos relacionaban con las personas que queremos. Por otro lado, dejamos de trabajar y de hacer actividades que nos podían estar manteniendo la autoestima.
Si el tiempo de inactividad debido a la lesión se prolonga estamos en riesgo de sufrir ansiedad y depresión. Esto ya sabemos que es un problema es sí mismo pero también va a afectar a la recuperación de nuestra lesión. Para entender los efectos de la ansiedad y la depresión, os dejo un enlace de un post donde hablo de lo que el estrés hace a nuestro cuerpo.
Nos pasamos la vida corriendo de un lado a otro por trabajo y responsabilidades y nos falta tiempo para hacer muchas cosas que siempre estamos deseando hacer. Al sufrir una lesión, de repente tenemos todo el tiempo del mundo. Está claro que habrá fases de la lesión o la enfermedad donde no estemos para poder hacer nada, pero hay otras fases de la convalecencia donde no estamos en un constante dolor o limitación. Durante los ingresos hospitalarios, la mayoría de los pacientes leen libros, ven series o películas en la tablet o hacen crucigramas para entretenerse. Estas cosas sirven para entretenerse pero, como decíamos al principio, esto no es lo que cubre nuestras necesidades como personas.
¿Qué podemos hacer mientras estamos convalecientes y que dé significado a nuestra vida? Hoy día, gracias a que vivimos en la era de la información con la existencia de internet, tenemos la oportunidad y la posibilidad de hacer muchas cosas.
– Internet es un medio que nos da acceso a todo tipo de cursos de formación. Podemos dedicar tiempo a aprender aquello que siempre quisimos saber hacer. Desde coser un jersey hasta saber hacer una página web. Solo hay que querer aprender y buscar cosas que nos hagan ilusión.
– Hace no muchos años para poder hablar con un familiar o un conocido teníamos que coger el teléfono de casa que tenía un cable de espiral y que no nos permitía separarnos de la pared más que uno o dos metros. Por supuesto teníamos que coincidir las dos personas en el domicilio. Hoy muchos ya ni nos acordamos de esto. Tenemos un móvil en el bolsillo que nos permite comunicarnos instantáneamente con nuestros conocidos. Más aún hay cientos de plataformas en internet que nos permiten relacionarnos con personas que no conocemos pero con las que podemos compartir cosas en común. Aprovechar esta ventana al mundo no solo nos va a distraer y entretener sino que puede llenarnos y hacernos crecer.
– Muchos pacientes con lesiones importantes se dan cuenta de que van a tener muy difícil volver a realizar su trabajo por las secuelas que pueden tener. No podemos estar un año recuperándonos de fracturas en las piernas, por ejemplo, y que lleguemos al final sin un plan de qué hacer con nuestra vida. El conocimiento que cada persona tenemos del mundo es muy limitado. Un médico como yo conoce otros médicos y tiene experiencia en cómo funciona un hospital. Un conductor de camiones sabrá y conocerá todo lo relacionado con su sector. Ninguno de los dos tenemos ni idea del mundo del otro. Todos somos muy ignorantes de aquello que no es nuestro mundo, pero esto se puede cambiar. Si sabemos que no podremos hacer nuestro trabajo, independientemente de las compensaciones sociales que nos pueda dar el gobierno, hay que tener un plan B. Si queremos reconvertirnos a otra profesión debemos contactar con alguien que se dedique a eso e imitar hasta los calcetines que se pone por la mañana.
– Hay infinidad de ejemplos más. Se puede hasta desarrollar un negocio en internet sin salir del hospital. Está claro que requiere un aprendizaje pero para poder solo hay que querer y buscar el cómo. Si nos decimos cosas como “yo es que de eso no sé” no conseguiremos nada.
En resumen, hay muchas cosas que se pueden hacer mientras estamos convalecientes. Si lo hacemos, creceremos como personas porque aprenderemos, nos relacionaremos y, lo más importante, pasaremos muchas horas enriqueciendo nuestra mente sin pensar en el problema que nos interrumpió la vida.