
En un post anterior hablábamos de las complicaciones que pueden surgir tras someterse a una cirugía de espalda. Hoy vamos a profundizar en una de ellas que es la trombosis venosa profunda y el tromboembolismo pulmonar. En seguida lo vais a entender.
La sangre circula por nuestro cuerpo gracias al corazón, las arterias y las venas. El corazón bombea la sangre para impulsarla por el sistema de tuberías que son las arterias y venas que llevan la sangre por el cuerpo. La sangre tiene muchas funciones como llevar el oxígeno por el cuerpo a los tejidos que lo necesitan o llevar las defensas a las zonas donde son necesarias. También tiene una función de reparar. Cuando tenemos una herida por ejemplo, la sangre se coagula donde hay una fuga para taponar y reparar el defecto. El mecanismo de coagulación hace que la sangre se vuelva sólida. Si esto ocurre por error en el interior de la vena, se obstruye el flujo normal de la sangre. A esto lo llamamos trombosis. Vamos a ver por qué podemos tener una trombosis tras cirugía de espalda y qué consecuencias puede tener.
¿Por qué podemos tener una trombosis tras cirugía de espalda?
Hay diversos factores que predisponen a que la sangre forme trombos en las venas. Entre ellos están la inmovilidad y las cirugías. Antes comentaba que el corazón bombeaba la sangre para que circulara por el cuerpo. Esto es cierto pero no es el único. Los músculos cuando se contraen exprimen las venas e impulsan el contenido ayudando a la circulación de la sangre. Sin esta ayuda la sangre puede coagularse al quedarse estancada y no progresar. Esto es lo que ocurre cuando estamos mucho tiempo encamados, por ejemplo.
Las cirugías largas como las de columna y el hecho de pasar por una anestesia favorecen la formación de trombos pero no son los únicos factores. Hay riesgos que van con la situación médica de la persona. La edad avanzada, la presencia de otras enfermedades como puede ser un problema cardíaco o cáncer y alteraciones en la propia sangre son factores que pueden favorecer que aparezca una trombosis.
Las alteraciones sanguíneas que favorecen la trombosis muchas veces no se conocen previamente. En ocasiones la cirugía es el factor que precipita la trombosis y después se descubre que había una predisposición por una enfermedad de la sangre no conocida. Esto es poco frecuente pero ocurre en ocasiones.
¿Qué me puede pasar si tengo una trombosis tras una cirugía?
El sitio más típico de formarse un trombo es en la pierna. Si se forma un trombo en las venas profundas de la pierna se obstruye el flujo de sangre y la pierna tiende a hincharse, a tener edema. Es típico que se queden los dedos marcados si apretamos. También puede estar roja y tener dolor como si nos hubiéramos hecho daño en un músculo. Es característico que haya una asimetría de una pierna con la otra. En otras ocasiones incluso no produce síntomas visibles y pasa desapercibido. A este problema se le llama trombosis venosa profunda o TVP.
La TVP es un problema localizado, habitualmente en la pierna, que puede tener consecuencias en el sistema venoso y genera problemas de insuficiencia venosa en el futuro o varices (para que nos entendamos). El problema es local y no especialmente grave. El problema grave viene cuando ese trombo se desprende de la pared de la vena y viaja por el árbol vascular hasta que encuentra un tope donde se queda atascado como un émbolo.
¿Y cuál es este tope? Las venas recogen la sangre de los tejidos del cuerpo que ya han consumido el oxígeno que transporta. En otras palabras, la sangre va al músculo, éste consume el oxígeno y la sangre, ya sin oxígeno, sale del músculo por las venas. Las venas van a la parte derecha del corazón que impulsa la sangre al pulmón para que se vuelva a oxigenar. Aquí es donde el trombo se queda atrapado. Al quedar atrapado aquí porque no cabe y no puede pasar, tapona toda circulación de sangre. Esto provoca que no llegue sangre a las zonas correspondientes del pulmón y estas zonas se mueren. Se produce un infarto del pulmón. Es lo que llamamos tromboembolismo pulmonar o TEP. Esta complicación es muy grave y puede provocar la muerte del paciente.
¿Cómo se previene la trombosis tras un cirugía de espalda?
Afortunadamente hoy día contamos con un arma contra este problema. Son los anticoagulantes. Dentro de estos están las que llamamos heparinas de bajo peso molecular que son bastante seguras y que se administran con una inyección subcutánea. Nuestro cirujano, tras la cirugía, nos indicará esta inyección una vez al día durante un tiempo que es variable en función del paciente y la cirugía practicada.
Con la administración de esta medicación disminuye enormemente el riesgo de sufrir una TVP o un TEP pero no lo elimina completamente. Por eso, si tenemos síntomas sobre todo de un posible TEP hay que acudir a urgencias. Estos síntomas son fiebres altas, dolor en el tórax, si nos falta el aire, tos importante sin estar acatarrado, tos con sangre y por supuesto si hemos sufrido un desmayo. También debemos acudir al médico si tenemos los síntomas que hemos comentado antes sugestivos de trombosis venosa.
Una pregunta que puede surgir es si se puede tener un TEP sin tener una TVP. La respuesta es que sí. De hecho en un tercio de los tromboembolismos pulmonares no se encuentra ninguna lesión en el sistema venoso profundo. Es decir, se puede sufrir la lesión pulmonar sin notar síntomas en la pierna.