
La cirugía habitual de la hernia discal lumbar es la discectomía con laminectomía. Durante el procedimiento nos abren la lámina (la parte posterior de la vértebra) y acceden a la hernia discal quitando los restos del disco. Durante este gesto, que podría parecer sencillo, pueden ocurrir complicaciones. Estos riesgos nos los suelen poner en un documento que se llama consentimiento informado y que debemos firmar antes de la intervención. Hoy quiero comentar las complicaciones que pueden ocurrir.
También hay situaciones donde el resultado no es el esperado o no se consigue solucionar la hernia o se reproduce, pero eso lo trataré en otros posts. Me voy a limitar hoy a hablar de las complicaciones.
Enfermedades previas
Para ser intervenidos en la zona baja de la espalda con mucha probabilidad nos van a poner una anestesia general, es decir, nos duermen enteros con una serie de drogas y nos ponen un respirador. Este aparato respira por nosotros mientras estamos anestesiados a través de un tubo que nos meten en la vía respiratoria. A esto hay que añadir la propia agresión quirúrgica.
Una persona puede tener enfermedades o alteraciones que aumenten la posibilidad de una complicación. Si yo tengo hipertensión, soy diabético y además he tenido un infarto recientemente, está claro que el estrés del proceso quirúrgico me puede hacer daño. Por el contrario, una persona joven y sana tiene menos probabilidades de sufrir problemas a nivel de salud general durante la cirugía. Hoy día este tipo de problemas están minimizados gracias a que los anestesistas evalúan la salud del paciente antes de la cirugía para ver la viabilidad de la misma.
Lesión de las raíces nerviosas
En la vía de abordaje, es decir, por donde entra el cirujano para operar, hay otras estructuras además del disco que se pueden lesionar. Una de las más importantes son las estructuras nerviosas que en la zona lumbar baja son las raíces nerviosas. Se utiliza instrumental para separar y para cortar y estos materiales podrían llegar en alguna ocasión a dañar las raíces nerviosas. Este daño a la raíz podría provocar dolor por la pierna, pérdida de sensibilidad e incluso parálisis parcial de algún grupo muscular.
Dicho esto lo más frecuente que ocurre es que el nervio se irrita por la manipulación a su alrededor. Esta inflamación provoca dolores por la pierna que nos recuerdan a nuestra ciática. Con medicación y tiempo esto se consigue paliar. También pueden quedar síntomas en la pierna debido al daño que la hernia provocó en la raíz previa a la intervención. Esto lo explico en el post sobre el dolor de la pierna tras la cirugía (dejo un enlace).
Lesión del saco dural
Las raíces nerviosas salen de la médula. La médula está rodeada de una estructura que contiene todo el líquido cefalorraquídeo por así decirlo que se llama saco dural (a la capa se le llama duramadre). Es una estructura cerrada llena de líquido que está comunicada por todo el sistema nervioso central, es decir, cerebro y médula espinal. Las raíces nerviosas hasta su salida de la columna están rodeadas por este saco dural. Durante la cirugía es posible que este saco dural se rompa accidentalmente al actuar sobre la zona.
Cuando se rompe la duramadre se produce una fuga del líquido cefalorraquídeo por el defecto que se ha creado. Esto da síntomas sobre todo de dolor de cabeza cuando estamos de pie o sentados y se alivia al tumbarnos. El mecanismo lo explico detalladamente en el post sobre el dolor de cabeza tras la infiltración epidural (dejo enlace).
Si el defecto no se sella solo y persiste la comunicación puede ser necesaria una nueva cirugía para solucionar el problema.
Complicaciones infecciosas
Al abrir con bisturí damos acceso a que microorganismos puedan acceder directamente a tejidos profundos. Las infecciones pueden ser superficiales en la zona de la cicatriz (lo más frecuente) o incluso afectar a zonas profundas que requieran volver a abrir para limpiar y evitar males mayores.
En el anterior apartado hablábamos de la rotura del saco dural. Si esto ocurre y se produce una infección, podemos llegar a sufrir una meningitis con consecuencias más graves.
Hematoma o sangrado
El problema viene cuando se produce un sangrado en estructuras profundas que puede comprimir y dañar raíces nerviosas. La consecuencia a priori más grave sería la aparición de un síndrome de la cola de caballo. Esta situación requiere de una cirugía urgente para evacuar el hematoma.
Trombosis y tromboembolismo pulmonar
Esta complicación es común a muchos tipos de cirugías. Cuando nos operan o si estamos mucho tiempo en cama aumentan las posibilidades de que la sangre que circula forme trombos (habitualmente en las piernas). Estos trombos pueden obstruir el flujo venoso y que se nos hinche y nos duela la pierna. También pueden desprenderse y salir disparados por la circulación en forma de émbolos que obstruyen las arterias que van al pulmón. Esto provoca la muerte de partes del pulmón y puede provocar la muerte del paciente.
Es una complicación muy grave pero que ha disminuido enormemente con los medicamentos que existen. Para prevenirlo nos harán pincharnos diariamente con una pequeña jeringuilla que contiene un anticoagulante. Este nos lo ponemos de forma subcutánea en la tripa habitualmente.
He sobrevolado por las diferentes complicaciones que pueden ocurrir en la cirugía de la hernia discal lumbar. En futuros posts hablaré más largo y tendido de las complicaciones que susciten interés.
Ángel says
Interesantisimo panel para los que hemos pasado por este trance, doctor! Espero que siga escribiendo sobre las expectativas de futuro de los que estamos intervenidos con discectomia y pueda darnos razones de esperanza! Muchas gracias de nuevo por estas clases que suponen cada uno de sus paneles! Un saludo!
Dr. Serrano Sáenz de Tejada says
Hola Ángel, gracias a ti por tu interés y comentarios. Seguiré escribiendo sobre todo esto sin duda. Un saludo.