
Por el título parece que es el ruido el causante del dolor lumbar. Directamente no pero indirectamente sí. En ocasiones cenaremos en un restaurante con mucho ruido ambiental. Muchas veces es la mala insonorización del local y otras veces simplemente es la música, tan típica en los sitios de playa en verano. Cuando hay ruido ambiental conversar es difícil porque no escuchamos bien a la persona que tenemos al lado. La reacción natural es acercarnos más a la persona con la que queremos hablar. Aquí es donde empieza el problema.
Al estar sentados en una silla sólo nos queda una opción, que es incorporarnos hacia adelante. En esta posición estamos realizando una flexión anterior en la zona lumbar. Esto provoca un aumento de la presión en los discos de la zona baja (en los niveles L4-L5 y L5-S1). También sufren las articulaciones posteriores que se ven en una postura forzada mantenida. Vamos a ver cómo ocurre exactamente.
En la postura de sentado la articulación de la cadera está en flexión, es decir, los muslos y el tronco forman un ángulo de 90º. El psoas es un músculo que está anclado en las vértebras lumbares y baja por delante de la columna hasta la parte anterior del muslo. Al flexionar la cadera en la posición de sentado, este músculo se relaja. Al estar relajado deja de tirar de la zona lumbar y se pierde la curvatura natural que tiene esta. Si estamos de pie y nos tocamos la zona lumbar vemos que tiene una forma cóncava. Esto es lo que llamamos lordosis lumbar. Al estar sentado se pierde esta curvatura debido a la relajación del psoas. Esto es lo primero que ocurre. Cuanto más baja la silla y más altas nos queden las rodillas, más se acentúa.
Los isquiotibiales también tienen un papel aquí. Cuanto mayor retracción de isquiotibiales tenemos peor será la situación. Unos isquiotibiales acortados traccionan de la pelvis y acentúan la pérdida de la curvatura lumbar.
El tercer factor es que nos incorporamos hacia adelante. Si juntamos este gesto con los dos anteriores tenemos una curva lumbar que se ha invertido. Esto aumenta la presión sobre el disco, en concreto en la parte anterior. Esto provoca que haya un efecto de empujar el disco hacia atrás. Como consecuencia se puede producir mayor salida de contenido de una hernia que tengamos o llegar a producirnos una que no teníamos. Por otro lado, las articulaciones posteriores se abren y se distienden las estructuras posteriores. Esta zona tiene muchas ramas nerviosas y la postura mantenida generará dolor.
Las conversaciones se ponen interesantes y el tiempo pasa. Cuando queremos darnos cuenta llevamos más de media hora en esta postura y empezamos a estar molestos. Por no parar la conversación continuamos forzando. Al levantarnos al terminar la cena, el daño ya está hecho. Quizás sólo tengamos molestias un rato o nos levantemos a la mañana siguiente con una lumbalgia más duradera. Las personas que ya tienen una hernia discal pueden llegar a despertar un dolor ciático.
He querido contar esta situación para que veamos cómo pequeños gestos del día a día pueden hacernos daño sin ser conscientes de ello. Cuanto más sabemos sobre cómo funciona nuestra espalda, mejor sabremos cuidarnos y menos probabilidades tendremos de enfermar.