
En un post anterior hablaba de un tratamiento para el dolor crónico que se basaba en la electroestimulación. A raíz de este post, algunos lectores me habéis pedido que muestre cómo utilizar un aparato de electroestimulación y, sobre todo, dónde colocar los electrodos. Si queréis ver conceptos básicos que se deben saber sobre la electroestimulación recomiendo ir al post del enlace.
Casi todos los aparatos de electroestimulación que podemos encontrar en el mercado vienen preconfigurados. Tienen programas con distintos objetivos y solo tenemos que marcar lo que queremos con una tecla. Por esto, hablar en profundidad de los diferentes parámetros y su configuración sería complejo y quizás poco rentable. Si hay interés puedo profundizar en el futuro. En el post de hoy voy a centrarme en algunos conceptos útiles y en explicar dónde poner los electrodos.
Lo primero es saber qué musculatura queremos tratar y mejorar sus capacidades. En los problemas lumbares la musculatura principal que estabiliza la zona lumbar y que se ve afectada es la musculatura paravertebral. Esto son un grupo de músculos en la parte de atrás de las vértebras lumbares que realizan la extensión lumbar, es decir, llevan el tronco hacia atrás. El principal y más grande de ellos es el músculo llamado multífidus. Cuando estos músculos se contraen hay mayor estabilidad en los segmentos lumbares y por eso son los más importantes. Entrenar estos músculos es fundamental para recuperarse de una lesión de espalda y para prevenir nuevas lesiones. Después tenemos el resto de la musculatura que participa en la estabilidad lumbar y que también se podría entrenar con electroestimulación, como por ejemplo, los abdominales.
Conceptos para utilizar la electroestimulación
Los músculos conducen cuatro veces mejor cuando el paso de corriente se hace en el sentido longitudinal de sus fibras que cuando se hace en el sentido transversal. La musculatura paravertebral recorre paralela al eje de la columna, por lo tanto pondremos los electrodos en este sentido. Ahora lo veremos.
Si los electrodos están muy próximos, la estimulación es más superficial que cuando los electrodos están más separados. En el caso de la musculatura extensora lumbar está bien con separar los electrodos de 2 a 5 cm.
El tamaño de los electrodos tiene su importancia. En los aparatos que hay en el mercado ya vienen indicados y no hay que pensar más. Simplemente comentar que cuánto mayor es la superficie del electrodo, menor será la densidad de corriente y menor la capacidad para producir su efecto y viceversa. Para la zona lumbar normalmente son cuadrados y de 4×4 cm aproximadamente.
Hay un electrodo que es el activo que suele ser de menor tamaño y otro indiferente más grande. El electrodo indiferente suele ser más grande para disminuir la densidad de corriente sobre los tejidos vecinos. En el caso de la musculatura paravertebral lumbar se suelen utilizar electrodos del mismo tamaño.
Con el electroestimulador se pueden estimular nervios y músculos, pero cada uno se va a comportar de diferente manera. Si estimulamos un nervio, llega un momento que no responde, necesita un tiempo para recuperarse. Es lo que se llama periodo refractario. Al estimular el músculo esto no ocurre porque no tiene periodo refractario. Por eso podríamos estimular el músculo de forma repetida sin dejarle que se relaje; así sumaríamos contracciones desarrollando una tensión mayor. Nos interesa regular los impulsos para no llegar a la fatiga. El tiempo de reposo entre impulsos debe ser por lo menos el doble del tiempo de acción del estimulador; es decir, si recibimos impulsos durante 10 segundos, el tiempo de reposo debe de ser por lo menos de 20 segundos.
También hay que subir la intensidad progresivamente hasta llegar a un valor determinado. Si lo subimos de golpe puede hacer que la contracción sea muy brusca y molesta.
¿Dónde poner los electrodos para la electroestimulación de la musculatura extensora lumbar?
En el aparato tenemos dos electrodos. Uno activo y otro de referencia. Ya hemos visto que serían de igual tamaño. La musculatura lumbar es simétrica, es decir, hay lo mismo a cada lado, por eso vamos a utilizar cuatro electrodos, dos activos y dos de referencia. Dos a cada lado del eje de la columna lumbar.
El electrodo activo en principio se dice siempre que hay que ponerlo en el punto motor. ¿Y qué es esto del punto motor? El punto motor es la zona del músculo donde se produce mayor respuesta con el mismo estímulo. Cuando nos está tratando un fisioterapeuta, se tomará la molestia en encontrarlo antes de comenzar el tratamiento. Si estamos utilizando un aparato por nuestra cuenta no es imprescindible esto.
Vamos a colocar el electrodo activo a la altura de L4 y el electrodo indiferente sobre L2. Podemos saber dónde está L4 con un truco. Si nos fijamos en la foto hay dos rebordes de hueso que son las crestas iliacas. Lo indico con la linea y las flechas negras. A este nivel se encuentra L4. Nosotros queremos poner los electrodos en la zona muscular que sobresale cerca de la línea media a nivel de entre las vértebras L4 y L5. Utilizamos las crestas iliacas como referencia y ponemos el electrodo activo como vemos en la foto de debajo. La cresta iliaca estaría donde marco con la línea roja y el punto negro donde iría el electrodo activo. El indiferente (el punto verde) se pondría de 2 a 5 cm por encima coincidiendo con L2 aproximadamente.
Si nos cuestan estas referencias, podemos hacerlo de otra manera. En la primera de estas tres últimas fotos he puesto dos flechas rojas señalando a dos salientes de hueso que nos podemos fácilmente tocar en la parte baja lumbar. Corresponderían con el punto naranja de esta última foto. Son dos zonas de hueso que sobresalen a cada lado de la línea media cuando nos tocamos la parte más baja de la zona lumbar. Es la llamada espina iliaca posterosuperior. Los electrodos irían por encima de estos huesos aunque más pegado a la línea media.
Postura para la electroestimulación de la musculatura extensora lumbar
La idea es tener una postura que permita una contracción isométrica, es decir sin producir movimiento. En esta musculatura hay muchas posturas posibles. Hay que buscar una postura cómoda en la que podamos estar sin dolor y donde no se produzca movimiento. Hay dos que se adoptan de forma habitual.
– Una postura sería sentado erguido en una silla. De esta forma las piernas y la pelvis quedan ancladas y se puede producir una contracción isométrica en una postura que suele tolerarse bien.
– Otra postura puede ser tumbado boca abajo. Lo ideal es poner una almohada o similar debajo de la pelvis y abdomen. De esta forma los muslos quedan más abajo y se relaja el psoas. Así conseguimos estar más cómodos y es más probable que realicemos la sesión sin dolor.