
Las plantillas son utilizadas para tratar dolencias que afectan al pie pero también para otros problemas físicos entre los que se encuentra la espalda. En el post de hoy vamos a contar si las plantillas son útiles y cuándo se deben utilizar.
Usos de plantillas
Las plantillas se prescriben en las consultas por varios motivos. Vamos a ver los usos más comunes:
– Dolor en pies. Hoy día las llamadas metatarsalgias y las fascitis plantares son quizás el motivo por el que se prescriben más plantillas. Estas lesiones son dolores que surgen de alteraciones en el apoyo. Normalmente se confeccionan plantillas que sostienen el arco del pie y reparten el apoyo para aliviar las zonas doloridas. También se utilizan taloneras o alzas dependiendo de cada caso.
– Problemas de rodilla y de espalda. Cada vez que ponemos un pie en el suelo se transmiten las cargas por las articulaciones y músculos de la piernas y la espalda. La manera en que pisamos no solo afecta al pie, sino que puede alterar casi cualquier parte del cuerpo. Este concepto lo explico en el post sobre las cadenas cinéticas.
En el caso de las rodillas, con una plantilla podemos cambiar la zona de la rodilla por la que pasan las cargas. Si tenemos una artrosis muy avanzada en la zona interna de la rodilla, por ejemplo, podemos poner una cuña en la parte externa del pie. Esto hace que las cargas durante el apoyo pasen más por la zona externa de la rodilla y aliviaríamos la zona de dolor.
Uso de plantillas en el dolor de espalda
En el caso de la espalda, la cosa es más complicada. Cuanto más arriba, más variables influyen en cuanto a las cargas que se transmiten con el apoyo. Conceptualmente está claro que las alteraciones en el apoyo al caminar pueden ser un motivo de dolor en la espalda. Aunque sepamos que esto es así, ¿cuál es la solución?
Las lesiones de espalda son complejas y conseguir la solución con una plantilla es complicado. Al influir muchas variables es difícil demostrar científicamente qué cambios pueden ser beneficiosos. Vamos a un ejemplo concreto.
Un uso frecuente de plantillas en las dolencias de espalda es por la dismetría o diferencia de longitud entre las dos piernas. Esto responde a la lógica de que si una pierna es más corta, la asimetría en el apoyo perjudicará a la espalda. Los estudios científicos respaldan el uso de alzas que compensen la dismetría cuando ésta supera los dos centímetros. Si es menor, no se ha conseguido demostrar que el uso de un alza vaya a cambiar la situación del paciente. Dicho esto, se valora al paciente en su conjunto y en ocasiones se pone alzas en pacientes con menos dismetría. Un ejemplo sería una escoliosis que vemos que se equilibra la pelvis y la postura del paciente al corregir la dismetría.
Durante años se han utilizado plantillas para los pies planos y pies cavos en ausencia de síntomas, sólo por el hecho de tenerlo así. Hoy día esto ha cambiado y tiene que haber más motivos para prescribir unas plantillas. El pie plano y el pie cavo son variantes de la normalidad que no tienen por qué dar problemas. Por esto no se tratan salvo que haya una lesión que se vea perjudicada por tener esta forma del pie. Se cuestiona si estos pacientes deberían llevar plantillas si tienen dolor de espalda. No está demostrada la relación entre estos pies y el dolor de espalda y no sería en principio una indicación de plantillas. No obstante se pueden prescribir en algunos casos concretos y valorar si están siendo de ayuda.
Adaptación a las plantillas
Prescribir y fabricar unas plantillas es la parte sencilla pero, ¿qué ocurre al utilizarlas? Cumplir el tratamiento no siempre es fácil porque usar las plantillas todo el rato es muy complicado. Por un lado, las plantillas no siempre se adaptan a todos los zapatos y puede hacer que no las usemos al cambiar de calzado. Por otro lado, en verano nos gusta utilizar sandalias y en casa preferimos ir en zapatillas o calcetines, por poner algunos ejemplos. Todo esto hace que sea muy variable la manera de cumplir con el tratamiento y también la valoración de la eficacia del mismo.
Cuando comenzamos a utilizar plantillas es muy habitual que aparezcan dolores nuevos. Por un lado, hay que acostumbrarse al cambio que notamos en el pie. Esto es muy variable en función del tipo de plantillas pero se pueden producir dolores locales. Por otro lado, al cambiar el apoyo podemos comenzar con molestias en rodillas o caderas por ejemplo. Lo habitual es que estas molestias duren 2-3 semanas. Esto hace que sea difícil evaluar la eficacia en las primeras semanas y se debe esperar para sacar conclusiones siempre que no haya un empeoramiento de nuestra lesión que obligue a retirarlas.