
El embarazo es un momento delicado para tener lesiones o enfermedades. Por un lado, nos vemos limitados en las pruebas médicas que podemos realizar y, por otro lado, también hay tratamientos que pueden poner en riesgo al bebé. Toda embarazada sabe que hay medicamentos que no debe tomar para evitar perjudicar al bebé. En ocasiones puede ser necesario una cirugía y éstas tiene sus propias consideraciones. La hernia discal es una causa rara de cirugía durante el embarazo pero que puede darse.
El dolor lumbar es muy frecuente durante el embarazo y en ocasiones la causa será una hernia discal. La hernia discal puede causar dolor, ya sea lumbar o incluso ciático, pero normalmente no da complicaciones. En casos excepcionales se puede complicar la situación y lesionar una raíz nerviosa motora, por ejemplo. En estos casos puede plantearse la necesidad de operar la hernia a pesar del embarazo.
¿Cómo se diagnostica una hernia discal en el embarazo?
Durante el embarazo se evitan las pruebas salvo que sean estrictamente necesarias. Esto es cierto sobre todo con las que producen radiación como son los rayos X y el TAC (scanner). No es necesario hacer pruebas de imagen para valorar un dolor lumbar. Con la exploración física se llega a las conclusiones más importantes. Si se detecta una complicación susceptible de requerir una cirugía, como puede ser la parálisis de un músculo, entonces hay que ver la causa.
La causa la podemos confirmar realizando una resonancia magnética. Esta prueba no tiene radiación, a diferencia de las anteriores, y nos dará la información que necesitamos. En principio es seguro realizar esta prueba en el embarazo, siempre que no se utilicen contrastes. Aún así se recomienda evitarla durante el primer trimestre.
¿Cuándo se debe operar una hernia discal en el embarazo?
La indicación para operar realmente sería la misma a la de una persona que no esté embarazada. Se plantea sobre todo en el caso de aparecer complicaciones neurológicas. En el caso de un dolor invalidante sin déficit neurológico habría que sopesar. Aunque las indicaciones sean las mismas, en la decisión se toman en consideración ciertos aspectos relacionados con el propio embarazo.
El mejor momento para realizar la intervención sería el segundo trimestre, por consenso, por ser cuando se entiende que hay menos riesgos. Sobre todo hay que evitar operar en el primer trimestre. Si el embarazo está cerca del final se puede plantear adelantar el parto, si es viable.
¿Cómo se hace la cirugía de la hernia discal en el embarazo?
La microdiscectomía abierta es la técnica preferida por los cirujanos para estos casos. Hay un caso publicado de una cirugía realizada con éxito por endoscopia. Eso podría ser una ventaja por la menor agresión que supone.
Cuando se opera una hernia discal la postura en el quirófano varía en función de la técnica y las preferencias del cirujano. Estando embarazada la paciente, la postura en el quirófano variará en función de las semanas de gestación, buscando minimizar los riesgos para la madre y el feto. A partir de la segunda mitad del segundo trimestre (semanas 18 a 20) se tumba a la paciente de lado para evitar complicaciones. En el tercer trimestre sólo sobre el lado izquierdo.
¿Corre riesgo el bebé por la operación?
Lógicamente una cirugía tiene sus riesgos, tanto por la anestesia como por la propia cirugía. Esto hace que haya que evitar la cirugía siempre que sea posible. Se intenta limitar las cirugías a las imprescindibles por una cuestión de supervivencia fundamentalmente, como puede ser una apendicitis, por ejemplo.
La cirugía lumbar no es un tema de vida o muerte pero habrá ocasiones donde el beneficio que vamos a obtener supere los riesgos. En el caso de la hernia discal las complicaciones neurológicas pueden ser un buen motivo, sobre todo el síndrome de la cola de caballo.
Hay estudios realizados que evalúan los resultados tras cirugías practicadas durante el embarazo. Estos estudios tomaban en cuenta todo tipo de cirugías no ginecológicas. Se llegó a algunas conclusiones. En las embarazadas sometidas a una cirugía, no hay un mayor índice de anomalías congénitas. Sí que parece haber un mayor índice de bajo peso al nacer en estas pacientes. También parece que puede haber más muertes durante la primera semana de vida del bebé que en las no operadas. Hay que tener en cuenta que estos datos se refieren a cirugías de todo tipo como son las cardiacas y abdominales (ej. apendicitis, vesícula). No hay datos específicos sobre la cirugía lumbar.
En resumen, hay que evitar la cirugía a toda costa durante el embarazo pero, si es imprescindible por complicaciones neurológicas, se puede realizar con riesgos asumibles para la mamá y el bebé.