
En un post anterior he hablado del dolor de la pierna tras la cirugía lumbar. Hoy quiero centrarme en el dolor puramente lumbar que es tan frecuente y duradero tras una cirugía. Hay muchos motivos por los que puede seguir doliendo la zona lumbar tras cirugía de espalda. La mayoría de las veces forma parte de las consecuencias de haber sido intervenido pero también puede deberse a complicaciones.
Daños en la musculatura extensora lumbar tras cirugía
En el dolor lumbar tiene mucha importancia la musculatura extensora lumbar. Estos músculos son los que se relacionan más íntimamente con las vértebras. Van pegadas a las vértebras por detrás de nuestra espalda, de tal forma que al contraerse estabilizan la zona lumbar.
La cirugía tiene varios efectos sobre estos músculos.
– En el mejor de los casos, la agresión quirúrgica provoca la pérdida de capacidades de estos músculos. La pérdida de fuerza se produce como una respuesta refleja del cuerpo a la “agresión” de la cirugía y el dolor. Si esta es la única causa, con tratamiento y el paso de los meses, se recupera en gran parte sus capacidades y el dolor va cediendo.
– La vía de abordaje tiene mucho que decir en la afectación de esta musculatura. En las vías de abordaje posterior se actúa directamente sobre los músculos y sus inserciones, es decir, sufren un daño directo. Lógicamente se hace para poder acceder al disco actuando también sobre el hueso que está debajo. En estas actuaciones también se puede dañar la rama nerviosa que lleva la señal a la musculatura extensora. En estos casos, la capacidad de recuperación de estos músculos estará disminuida. Posiblemente ya no se pueda llegar al 100% y además se tarda más meses en conseguirla.
¿Cómo se puede mejorar esta situación? Se basa en dos pilares básicos. Por un lado, debemos ser conscientes de esta falta de capacidad los primeros meses tras la cirugía. Es fundamental no sobrepasar las capacidades de esta musculatura en nuestras actividades diarias y darle los tiempos de descanso adecuados. También hay que controlar las posturas y los gestos del día a día que pueden provocar más daño y agravar la pérdida de fuerza. Por otro lado, hay que conseguir recuperar la musculatura lumbar para que funcione al máximo de sus capacidades. Esto se puede conseguir con ejercicio progresivo aunque no es fácil por la fragilidad inicial tras una intervención.
Pérdida de altura del segmento
Si el disco está muy dañado y pierde mucha altura, se altera la relación entre las dos vértebras. Al acortarse la distancia pueden sufrir las articulaciones posteriores al estar en tensión y/o aumentar la presión sobre el disco dañado.
También la pérdida de altura puede hacer que el agujero de conjunción sea más pequeño. Este hecho, unido a las lesiones del paciente, podría comprometer la salida de las raíces nerviosas por estos agujeros.
Inestabilidad anatómica del segmento
En algunas ocasiones, tras la cirugía puede quedar una inestabilidad local en el segmento operado. La mayoría de las veces la inestabilidad es dinámica, es decir, por la alteración del equilibrio muscular por todo lo comentado antes. Otras veces, la actuación quirúrgica deja inestabilidad por el daño en el resto de estructuras como son hueso, articulaciones y ligamentos. Esta inestabilidad puede compensarse con la mejoría muscular progresiva pero puede no ser suficiente. En estos casos el dolor no cede y puede ser necesaria una artrodesis.
Complicaciones o fracaso de la propia cirugía
Las complicaciones de la cirugía también pueden ser una causa de dolor lumbar. Una infección por ejemplo puede provocar dolor y malestar en la zona lumbar. Cuando hay una mala evolución en las primeras semanas con mucho dolor lumbar por ejemplo, hay que ser revisados por el cirujano para descartar complicaciones.
En otras ocasiones hay un fracaso de la propia cirugía. En una artrodesis, por ejemplo, se busca la fusión de un segmento vertebral. Se sujetan dos vértebras con material metálico y se realizan gestos quirúrgicos para que el hueso consolide a las articulaciones y deje de haber movilidad. Si el hueso no pega, con el tiempo el material implantado se va fatigando y puede llegar a romperse o crear holguras. Esto puede ser una causa de dolor, normalmente tiempo tras la cirugía.