
El síndrome de cirugía fallida de espalda es un término que no gusta nada a los cirujanos por muchos motivos. Este síndrome se refiere a la persistencia de dolor lumbar tras la cirugía o la aparición de dolor tras la misma. Quizás no sea un término muy acertado pero describe una situación que no es infrecuente. Los estudios hablan de una frecuencia entre un 20 y 40% de este síndrome.
¿Por qué ocurre el síndrome de cirugía fallida de espalda?
Si una persona no soluciona su dolor o este empeora tras una cirugía, algo ha ocurrido. ¿Que es lo que ha podido pasar? No hay una sola respuesta a esta pregunta pero si factores a analizar.
– La indicación. ¿Era la cirugía necesaria? ¿Era la adecuada a practicar? La cirugía de la columna lumbar tiene una capacidad limitada. Es capaz de conseguir básicamente dos cosas. Por un lado se practican cirugías para darle espacio a una raíz nerviosa que está sufriendo. Por otro lado, se inmoviliza un segmento discal que está produciendo síntomas. Esto es básicamente lo que hace la cirugía. Si no se afina en la causa del dolor, se puede estar operando algo que no es.
El problema es que el dolor de espalda no es tan sencillo, pocas veces hay una explicación puramente anatómica. Si una hernia discal está pinzando un nervio y produciendo ciática, el resultado será bueno porque el problema está claro. Si tenemos dolor lumbar y vemos una hernia, la cosa no está tan clara. La hernia que vemos muchas veces es la consecuencia de lo que no funciona y no la causa del dolor.
– El paciente. Cuando hablamos de la indicación de operar, no sólo es importante detectar el origen del dolor. Al elegir operar también hay que tener en cuenta si la persona es la adecuada para operar. Los anestesistas visitan al enfermo y se aseguran de que sobrevivirá a la cirugía. Si ven que el riesgo es muy alto no le dejaran operarse. Pero hay algo que no se suele valorar y es la situación psicológica o psiquiátrica del paciente. Sin entrar en enfermedades complejas, algo tan habitual como la ansiedad y la depresión pueden ser el indicador de que los resultados van a ser malos.
– Estilo de vida. El tabaco. No todo es culpa de la propia cirugía. Parece un tópico pero está demostrado científicamente que fumar va en contra del éxito en una cirugía de espalda, sobre todo en las artrodesis. La buena noticia es que si dejamos de fumar antes de entrar en quirófano, los resultados se acercan a los de los no fumadores. Obesidad. Las personas con obesidad tienen mayores complicaciones tras la cirugía.
– La propia cirugía. En un post anterior explico los motivos del dolor lumbar tras la cirugía (dejo enlace). La propia intervención provoca dolor lumbar y requiere un proceso de recuperación para que solucione el dolor. Además tenemos las complicaciones que pueden surgir como en cualquier cirugía y que pueden dificultar una adecuada recuperación. La fibrosis epidural es uno de los factores más diagnosticados como causa de fracaso en la cirugía. El dolor que surge tras la intervención hay que valorarlo. En ocasiones puede sugerir un error o un nuevo problema que requiere solución como pueda ser un hematoma o una infección.
¿Qué hago si sufro de un síndrome de cirugía fallida de espalda?
Lo que parece claro por los estudios que hay es que la situación rara vez se mejorará con una nueva cirugía. La excepción a esto son las complicaciones que requieren cirugía como pueda ser un sangrado que comprima las raíces nerviosas o un daño a estas raíces por la recidiva de la hernia. La cirugía debe ser la última opción para solucionar un mal resultado quirúrgico salvo complicaciones que lo recomienden.
La base del tratamiento será la terapia física y la medicación. En ocasiones se utilizan también técnicas como la infiltración epidural o la liberación de adherencias de forma percutánea para mejorar el dolor. También técnicas más paliativas como la radiofrecuencia o la neuromodulación.