
Las lesiones de la espalda se tratan en ocasiones con medicamentos y el paciente no siempre entiende bien lo que está tomando. De forma general, no debemos tomar nada que no necesitemos y para eso es importante tener información. Voy a comentar de forma general cada tipo de medicamentos y después haré una reflexión para que los entendamos en conjunto.
– Antiinflamatorios. Son fármacos que bajan la inflamación y disminuyen el dolor. Pueden ser dañinos en personas con problemas de estómago, de riñón o con hipertensión o problemas de corazón. En ocasiones nuestro médico nos aconsejará acompañarlo de un medicamento protector del estómago. Este tipo de medicamento no es recomendable tomarlo más de una o dos semanas seguidas porque nos hacen daño, aunque en algunas ocasiones nuestro médico nos lo puede prolongar.
Cuando hablamos de antiinflamatorios nos referimos a los llamados AINEs (antiinflamatorios no esteroideos). Esto es así porque los antiinflamatorios más potentes son los corticoides pero son medicamentos muy diferentes.
– Analgésicos. Son medicamentos que actúan disminuyendo el dolor. Estos fármacos son los más seguros para tomar de forma continuada. Los más habituales son el paracetamol y el metamizol (nolotil). Estos son los que vamos a tomar con dolores leves o moderados. Cuando el dolor es más intenso se usan medicamentos más potentes, que son los opiáceos, que ya veremos después.
– Relajantes musculares. Van a relajar la musculatura y nos van a reducir el componente de ansiedad que acompaña al dolor. También nos pueden ayudar a descansar mejor por la noche. Los más usados son las benzodiazepinas. Estos medicamentos tampoco son recomendables más de 7-10 días porque no tendrán el mismo efecto y nos acostumbraremos a tomarlos para dormir.
– Corticoides. Son los antiinflamatorios más potentes. Se pueden utilizar en pastillas aunque es muy frecuente el uso en inyecciones como es el caso del Inzitan. Estos medicamentos son los que se utilizan en las infiltraciones.
– Opiáceos. En esta familia de analgésicos tenemos los llamados opiáceos menores y los mayores. Los menores son sustancias como el tramadol (que actúan poco en los receptores opiáceos) que tienen menor potencia que los mayores pero que pueden tener más efecto en dolores neuropáticos (los que se producen por la lesión de nervios). Los opiáceos mayores son los familiares de la morfina y son los analgésicos más potentes que existen, sin embargo no son los mejores para el dolor neuropático.
– Antiepilépticos. En los últimos años se han hecho muy conocidos medicamentos como la pregabalina (Lyrica) o la gabapentina. La realidad es que no se utilizan para la epilepsia. Se descubrió su papel como analgésicos en el dolor neuropático. Se utiliza en dolores como la ciática donde hay una lesión nerviosa que genera sensaciones desagradables.
– Antidepresivos. Se utilizan en ocasiones porque pueden mejorar el control del dolor. En el dolor neuropático el más utilizado es la amitriptilina.
En una fase aguda, cuando nos acabamos de hacer daño, lo más frecuente es que nos manden los tres primeros apartados que hemos comentado (antiinflamatorios, analgésicos y relajantes musculares). Hay que tener claro que estos medicamentos no curan nada, están aliviando los síntomas y permitirnos sobrellevar mejor los momentos de más dolor. Los antiinflamatorios y los analgésicos aliviar el dolor y la inflamación, mientras que los relajantes musculares nos mejoran los dolores musculares y nos ayudan a descansar mejor por la noche. Hemos dicho que no son curativos pero hay una excepción, que son los corticoides. En los casos donde hay una hernia que está comprimiendo una raíz nerviosa pueden tener un efecto curativo. Al ser potentes antiinflamatorios pueden hacer que la raíz recupere el espacio suficiente para no ser dañada y mejorar la situación de forma significativa. Los corticoides son complejos y tienen contraindicaciones por lo que tienen que ser manejados por el médico. Además, las dosis y el tipo de corticoide utilizado pueden variar según la situación.
Como veis los medicamentos son una ayuda pero el que va a curar la lesión es nuestro organismo y debemos hacer lo posible por ayudarle. Cuando tenemos una herida en la piel, ¿sale costra y cicatriza sola, verdad?. Pues en la espalda es igual. La herida solo tenemos que limpiarla para que no se infecte y no manipularla para que pueda cicatrizar. En la espalda tenemos que evitar actitudes, posturas y esfuerzos perjudiciales para dejar que nuestro cuerpo cicatrice la lesión.